22 junio 2012

Somalia, o 'Siempre nos quedará París', por Miguel-Ángel Morcillo


Somalia es el país más pobre del mundo y el más corrupto del mundo (datos internacionales). Se considera un Estado fallido. Está actualmente intervenido por un fideicomiso internacional (ONU, Unión africana y EEUU). Depende para su subsistencia de la ayuda internacional.

Está situada en el  “cuerno de Africa”, con escasas lluvias. La sequía de 2011, la peor en 20 años, ha provocado que 3 millones de personas se encuentren en “hambruna”. La ayuda internacional se ve dificultada por la acción de los grupos islamistas insurgentes. La guerra entre “señores de la guerra” es  permanente.

Son unos 9 millones de habitantes de religión islámica mayoritaria.

Tasa de crecimiento demográfico: 10,92% (1977)

Tasa de mortalidad de < de 5 años: 180 por 1000

Tasa de fertilidad: 6,35 hijos por mujer (4º país del mundo)

Esperanza de vida: 50 años (2010)

PIB: desconocido

En España:

Tasa de crecimiento demográfico: 0,35 % (2010)

Tasa de mortalidad de < de 5 años: 4,8 por 1000

Tasa de fertilidad: 1,39  hijos por mujer (puesto 189 de 222)

Esperanza de vida: 81,63 años (2010)

PIB/ per cápita: 31.800 $

La pobreza en muchos países del mundo, sin duda es dolorosa para las conciencias sensibles, pero lo curioso es el sentimiento de culpa que genera, sobre todo entre los progresistas.

Este sentimiento tiene dos causas, arraigadas en las dos tendencias de las que hablé en un comentario anterior: la llamada derecha sociológica se sentirá más cercana a los sentimientos de caridad cristiana;  intentará ayudar en la medida de lo posible y considerará que así es el mundo, no siempre perfecto. El dolor es intrínsecamente humano, así como las desigualdades.

Para la  izquierda sociológica, sin embargo, el origen es doloso, no culposo :  se debe al reparto “injusto” de la riqueza en el mundo, a causa de la depredación económica  de los países capitalistas, sobre los  productores de materias primas (colonialismo).

Esta creencia considera que la riqueza mundial es finita  (minerales en el subsuelo, volumen de agua, etc)  y que no se puede crear más, así es que lo que hay que hacer es repartirla.

Como no creen en absoluto en la inteligencia, los avances tecnológicos, ni la iniciativa  individual,  la humanidad “rica” (occidental y desarrollada), es culpable de la pobreza del resto, por depredación. De chinos, rusos, o indios, no se habla: son economías planificadas y dictatoriales, cercanas ideológicamente.

El caso de China es paradigmático: es  una dictadura perfecta, (comunismo político y represión,  más  capitalismo de Estado). No espere nadie su condena, aunque haya 656 millones de chinos  en el medio rural subdesarrollado, que incluso tienen prohibido entrar en Pekín. 

Sin embargo,  quieren vivir como los occidentales, así es que fabrican industrialmente (y contaminan), lo que sea necesario y consideran que si Occidente quiere preservar “el planeta”, que lo hagan si quieren, pero no ellos. A los indios les ocurre lo mismo.

No espere nadie condena alguna de esa “insolidaria” conducta. Lo que hay que hacer es paralizar el “desarrollo insostenible” de Occidente y su inmoral “consumismo” (los obispos se oponen a Eurovegas, por eso mismo).

 “Si no tienes argumentos, usa los sentimientos” y para eso valen las ballenas, los osos polares, el calentón del planeta…o el hambre en el mundo.

El hambre en Somalia, o en cualquier parte, es penosa y eso lo sabe bien Tinin, que ha hecho lo que le parecía mejor ante su conciencia “si quieres que algo se haga bien, hazlo tú mismo”.  Hay que ser muy valiente  para meterse en semejantes avisperos. 

Cada uno con  sus motivos, pero saben que dependen de la caridad (no cristianos: solidaridad),  no de ningún “derecho adquirido”. Y eso, gozosamente, es lo que ha hecho nuestro compañero: pedir ayuda y con éxito. “Somos siervos sin provecho: lo que teníamos que hacer, eso hicimos” (Lucas 17:7 con perdón). 

He oído por la radio a monjas católicas, misioneras, prácticamente insultar a los que no eran capaces de desprenderse ni de lo más mínimo, para ayudarlas. Las he oído disculpar a los gobiernos violentos y corruptos de esos países, por temor a su expulsión y he comprendido que esos países, siempre difíciles, se ahorran varios ministerios (sanidad, educación, o fomento), gracias a la ayuda internacional, así es que pueden dedicarse a la guerra, que es lo que les gusta.

Miguel-Angel Morcillo

11 comentarios:

  1. No querría entrar en polémicas semánticas, pero la caridad y la solidaridad no son lo mismo; podrán parecérselo a un ojo poco entrenado, pero hay una decisiva diferencia de planteamiento. La caridad (por cierto: de ningún modo es privaticia de los cristianos; no sólo eso, sino que los ateos tienden a ser bastante más caritativos; al menos, más sinceros) se manifiesta sin esperar nada a cambio, ni resultado especial alguno, mientras en la solidaridad, sobre todo en la inducida, siempre se cuenta con un retorno de la inversión (ROI, que dicen los que saben de retornos).

    La caridad es un acto privado, personal y desinteresado (ejemplo: socorrer a un anciano sudoroso y fragante que se ha caído en la calle, al que nadie hace maldito caso y pese a que tengamos prisa).

    La solidaridad, con harta frecuencia, no es más que conseguir gratis de los ingenuos aquello por lo que no se quiere pagar a los profesionales (ejemplo: ¿recordáis el chapapote del Prestige, y al Señor de los Hilillos pidiendo solidaridad a los que pudieran arrimar el hombro? Pues no era mucho más que ahorrarse un echar mano al capítulo 271 de la Sección 31, que el gobierno de por entonces prefería reservar para otras cosas; por ejemplo, embarcarnos en una guerra donde nada se nos había perdido y donde tanto se nos acabó por perder).

    Alfonso el Desengañado

    ResponderEliminar
  2. Pero no habíamos quedado que la ausencia del Estado opresor era la quintaesencia de la LIBERTAD. El Estado no existe desde el principio de la sociedad humana, se creó para que no pasara lo que ocurre en Somalia.
    La receta de Smitk-Hayek-Friedman es que se mueran de hambre, para no prolongar el proceso se impone la "solución final" de Himmler.
    Cerdán

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El Endlösung se suele imputar a Himmler, pero el verdadero copyright es de Göring. La idea fue suya, y suya la orden a Heydrich (29.7.41) de plasmarla en un plan operativo, estilo 'rescate'. Himmler sólo se animó a participar cuando vio que le habían marcado un gol por toda la escuadra. Era un tipo curioso, Göring. Algunas de sus frases me siguen escalofriando. Por ejemplo, esa tan genial de 'cuando escucho la palabra solidaridad (¿o fue cultura?) quito el seguro de mi P-08'. Hicieron mal los somalíes (y los abisinios) en echar de su país a los italianos. De haber seguido allí, en vez de piratas hambrientos, o de hambrientos a palo seco, hoy tendrían miles de casinos, casinos italianos, y no habría barco mercante o de pasaje que se resistiese a tocar en alguno de sus puertos, para dejarse un gran dinero, legal (el propio y natural de los casinos italianos; con seis hijos por mujer estarían fenomenal de mano de obra) o del otro, el del cambulloneo.

      La historia es implacable con quienes no se dan cuenta de lo que les pasa por entre las piernas (Confucio).

      Alfonso el Especulativo

      Eliminar
    2. "cuando escucho la palabra cultura saco la pistola" la pronunció Millán Astray en Salamanca delante de Unamuno (probet, no sabía a quién estaba apoyando), no sé si era suya o se la copió a Göring.

      Eliminar
  3. Lo del colonialismo es curioso. Alguien sabría decir que figura geométrica se forma si dibujamos la curva que pasa por los puntos de abcisa años bajo el dominio colonial y de ordenada renta per cápita en Africa.
    Ánimo Miguel Angel que también viene en Wikipedia.

    ResponderEliminar
  4. caridad.
    (Del lat. carĭtas, -ātis).
    1. f. En la religión cristiana, una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos.
    2. f. Virtud cristiana opuesta a la envidia y a la animadversión.
    3. f. Limosna que se da, o auxilio que se presta a los necesitados.
    4. f. Actitud solidaria con el sufrimiento ajeno.
    solidaridad.
    (De solidario).
    1. f. Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros.
    2. f. Der. Modo de derecho u obligación in sólidum.
    Real Academia Española © Todos los derechos reservados

    ResponderEliminar
  5. Las ayudas a Africa superan los 50.000 millones de dólares al año. En los últimos 60 años, al menos 1 billón (millón de millones)de dólares. Se ha condonado la Deuda varias veces...y no mejora: hay cada vez más pobreza, mayor corrupción y más enfrentamientos civiles. La ONU destina cada mes 1.500 toneladas de comida.
    Recomiendo leer este artículo del TWSY "Por qué la ayuda internacional hace más daño que bien a África"
    http://online.wsj.com/article/SB123835814995466969.html

    ResponderEliminar
  6. Perdón: las 1.500 toneladas de alimentos son para Somalia.

    ResponderEliminar
  7. No entiendo qué significa: "La receta de Smitk-Hayek-Friedman es que se mueran de hambre, para no prolongar el proceso se impone la "solución final" de Himmler" Creí que cuando se cuelga un comentario de un asunto serio, para que lo lean adultos, se argumenta en serio. Comprendo que es fácil lanzar un panfleto y si alguien lo discute, ponerse irónico y echar balones fuera. ¿Nos dedicáramos mejor a hablar de la señorita Jolín?. Lo advertí: ni fútbol, ni política, ni religión...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que soltar sesudas elucubraciones de cuando estudiaba económicas me pilla muy mayor. A esta edad me he dado cuenta que estas sesudas elucubraciones sí que son verdaderos panfletos interesados, prefiere fijarme en la realidad particular.
      De todas formas lo que me interesa es si tiene alguna relación indirectamente proporcional el duo Estado/LIBERTAD.
      En cuanto a lo serio y lo cómico. Analicemos la frase de Milton Friedman: "El que quiera seguridad que se la pague", es lo que hacen los señores de la guerra en Somalia.

      Eliminar
    2. No se debe uno mosquear porque los demás no respondan lo que uno desea escuchar. El arte de la conversación, tal y como lo definía Talleyrand, consiste en aceptar sin restricciones cualquier clase de respuesta, incluso las que se toman a broma lo que aparentemente sea muy serio. Talleyrand, que nos dejó en herencia una frase fabulosa ('El don de la palabra se ha concedido al hombre para que pueda ocultar sus pensamientos'), no sólo fue un conversador sublime, sino el indiscutido gran maestro de los diplomáticos. Que se recuerde, en sus 83 años de vida sólo se cabreó una vez, y eso que se pasaba la vida hablando de política (primer ministro de Francia, ministro de asuntos exteriores de Napoleón y de Luis XVIII, y embajador de los dos, y además de Louis-Philippe d'Orleáns) y de religión (fue obispo de Autun, y no fue Papa porque le habría aburrido demasiado). De fútbol tuvo la inmensa suerte de que cuando le tocó vivir (1755-1838) a la masa se la entretenía con estupideces menos flagrantes.

      Ildefonso

      Eliminar

Escribe en el recuadro tu comentario.
NO TE OLVIDES DE FIRMAR.
¡ LOS MENSAJES ANÓNIMOS SERÁN BORRADOS !.