NUESTRAS MEMORIAS






Nuestras Memorias del Ramiro - Promoción 1964










Memorias dedicadas a todos los que de alguna manera pertenecen a esta promoción y a los profesores que nos formaron así como a nuestros compañeros, que por desgracia ya han fallecido. Los profesores se fueron, pero sus enseñanzas fructificaron en nosotros y han sido parte importante de nuestras vidas.


 
UNAS MEMORIAS COLECTIVAS DE NUESTRA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA


Coordinadas por Manolo Rincón, con la ayuda inestimable de Kurt,  Javi González Juliá, José Luís Cerdán, Vicente Ramos y otros. Nacieron como un deseo de no olvidar lo que fuimos y se han ido enriqueciendo con las aportaciones de muchos compañeros, lo que nos permite contar con este “manual” de aquellos tiempos.



INTRODUCCIÓN

“El Ramiro fue el lugar donde forjamos nuestro futuro en una época que es irrepetible.”

Ha pasado mucho tiempo, de lo que voy a comentar, y aún para mí los recuerdos de muchas de estas cosas están nítidos. He ido a reflexionar los puntos importantes de mi vida por los campos del Ramiro, con frecuencia, y en fin es un punto de referencia que siempre ha estado presente de alguna forma. Este humilde escrito recoge de manera resumida una serie de recuerdos de lo que allí presenciamos y vivimos del año 53 al 64 del pasado siglo, tiempo en el cual, al menos yo, permanecimos entre sus instalaciones. De entrada pido perdón por alguna omisión o error que pudiese existir, aunque todo el texto se ha revisado cuidadosamente.

He pretendido no excluir ninguna aportación y utilizar siempre material gráfico de la época, que a veces puede ser de mala calidad gráfica, pues es de otros tiempos. Al mismo tiempo se ha procurado no excluir a ningún grupo de la memoria, aunque lógicamente me he centrado en el A, donde estuve todo el tiempo.

Pido perdón de nuevo, por omisiones que pudiera haber totalmente involuntarias, pero es un trabajo “best-effort”, realizado entre todos nosotros.

El texto es simple, no pretende más que refrescar la memoria, aunque incluya algunas apreciaciones de tipo personal y está clasificado por orden temporal. Abierto a cualquiera que quiera añadir más cosas o reformar las escritas, siempre que se ciña a una reconstrucción exacta de lo narrado y lo sucedido y lo haga con respeto a la pluralidad, como nos enseñaron casi todos nuestros queridos maestros.







Capítulo I LA ESCUELA PREPARATORIA (La Prepa)


(Se denominaba así a la entonces llamada escuela Primaria o enseñanza Primaria. Era la preparación para el ingreso en el Instituto de enseñanza media). Plan de estudios 1953. Mantenía algunas cosas de la Institución de Libre Enseñanza, aunque pocas.

1.1.Primeros recuerdos del Ramiro.

Supongo que debía de ser septiembre del año 53, cuando arranca esta historia. Mi padre había intentado llevarme al Liceo Inglés  para no seguir en el colegio donde mi madre era profesora, pero no había autobuses de ruta y no me podían llevar ellos, pues trabajaban. Entonces tomó una decisión que yo no entendí, y que mi madre apoyó,  que marcaría para siempre mi vida: Llevarme al Ramiro. 

Primera visión

Yo jamás había estado hasta entonces allí, en aquella parte de la ciudad. Me era totalmente desconocida. Mi conocimiento de Madrid entonces, con 6 años, se ceñía al Barrio de Cuatro Caminos, donde residía, al Colegio Cervantes del cual mi madre era maestra y a las inmediaciones del Estadio Bernabéu, donde esperábamos a mi padre al terminar algunos domingos el fútbol.

Se accedía en aquel entonces al Ramiro viniendo desde el tranvía 45 (Castellana), por unas escaleras viejas y peligrosas a una entrada -que ya no existe- cerca de la trasera del museo de Ciencias Naturales. Mi primer recuerdo del Ramiro, aparte de esas escaleras, se centra en la entrada al vestíbulo de la Prepa, que tenía un bajorrelieve con una niña en un pupitre que me causó muy grata impresión.







Había entonces un conserje ya mayor, al que ya no puedo identificar que preguntaba a que íbamos, y el conserje Antonio, un chuleta que nunca me gustó. Llevaban uniforme gris. El conserje hablaba con mis padres, no sé de qué, y fuimos recibidos por el D. Mendo, director en funciones, mientras D. Eduardo Canto era director general. Dijo que siendo compañeros mis padres (maestros), no había problema en que entrase inmediatamente;  como sabía leer y escribir, iría a Iniciación A, pues yo hacía los años en Enero. El curso había comenzado solo 10 días antes.



 
El secretario se llamaba Félix López-Gete. Vi por primera vez el paseo de los chopos. Me llamó la atención la arquitectura de las marquesinas, que me parecieron de gran modernidad y que luego supe que eran del ingeniero Eduardo Torroja, y los pomos de las puertas metálicas, redondos. Me pareció enorme el campo de futbol con sus tribunas y estatuas y el frontón también me llamó la atención. Vi que había un parque infantil, cerrado. Luego nos fuimos por donde habíamos venido al tranvía 45. 

Las fotos muestran cómo eran entonces las marquesinas, el campo de futbol y el acceso al Ramiro:









Remotamente me acuerdo de aquella primera visión de la salida trasera que he comentado -hoy inexistente-  y de un cierto olor a comida que salía de la cocina del Internado Francisco Franco, que estaba en un foso. También de un arco que había en la entrada por Serrano, también desaparecido.




En aquel entonces la Prepa tenía los niveles de Párvulos, Iniciación, 1º, 2º e Ingreso.

Esperaba la llegada del primer día de clase. Era un lunes, pues en aquel entonces mi padre libraba 1 de cada dos, y estaba para llevarme al Autobús, que paraba en la glorieta de Cuatro Caminos. Era el nº 5 y ya sabía que era gris y eléctrico, más lento de lo normal y a cambio nada ruidoso. Precursores de la técnica no contaminante. No sabíamos bien donde estaba la parada y lo vimos pasar y lo perdí, por lo cual me llevó en el tranvía 45 y llegué tarde. Me llevó mi padre a la clase Iniciación A, por un pasillo y una escalera que doblaba en un recodo al primer piso, después de preguntar al Bedel. La clase estaba allí. La profesora me asignó un puesto y mi padre se marchó. Se llamaba Dª Luisa, y me hizo la ficha preguntándome hermanos, profesión del padre, etc. Los pupitres de madera algo gastada tenían un hueco para un tintero y para poner la pluma o lápiz (no existía el bolígrafo). Más tarde López-Gete y el Sr. Moneo me repitieron las mismas preguntas, ya que cuando llegué las clases habían comenzado hacía unos días.

D. Mendo el director a mi me fue muy antipático y muy poco pedagógico, en el tiempo de la Prepa y guardo mal recuerdo de él como gruñón y malhumorado siempre. Su mujer también era maestra de la Prepa..


1.2. Recuerdos de Iniciación  A (Curso 53-54).




La clase estaba que utilizábamos, en el primer piso, subiendo escaleras, no tenía ni marquesina ni Jardín, y desde la ventana se veía un pequeño estanque en un patio que no se utilizaba. A Dª Luisa, la maestra, la recuerdo como una Sra. algo mayor, con el pelo entrecano y vestida de gris; según Kurt, tenía una hija guapísima, morena y de unos 18 años, que se vino también a unas vacaciones de verano en una residencia infantil que había en la playa de S Juan, en Alicante. Allí fueron muchos niños llorando al despedir a sus papis en la estación de Atocha, menos Kurt que estaba entusiasmado con la hija morena, aquel verano, prometiéndoselas muy felices.

Había ya compañeros que habían estado el curso anterior en párvulos con una profesora llamada Dª María (probablemente Ignacio Casas, Nicolás Pérez Jáuregui y Vicente Ramos). Dicen que era una verdadera madre, que cuidaba con mucho cariño a estos pequeños incluso cuando se hacían caca.

Usábamos como base de la enseñanza la enciclopedia elemental, de pastas de cartón, un cuaderno pautado con la foto de las marquesinas de Torroja y que vendía, según vi, el bedel Antonio -bastante antipático-  en un cuarto con material (lápices, gomas, folios, etc.), existente después del salón de actos.

El curso era mixto (por las edades, no por el sexo), de niños del 46 y del 47. Recuerdo muy bien a Aito García Reneses, a un tal Pepe Toñi (José Antonio Andrés Trigueros, le llamábamos Pepe Toñi ), que era mi amigo, a Eduardo González Juliá (hermano de Javi), a Turón (que era Jefe de Clase y cuidaba en ausencia de Dª Luisa), poniéndote insoportables en la pizarra, a Vicente Rodríguez Zumel y alguno más cuyo nombre ya he olvidado, creo que de la Rubia Mir, que tenía un juego de peces de plástico. Creo que Vicente Ramos estaba también en la clase con nosotros y que ya que había estado en párvulos anteriormente.

Tuve que sufrir alguna pequeña novatada, pues parece que los niños que habían estado en Párvulos el curso anterior, ya se las sabían todas. Una fue tirarme la flamante cartera nueva por el procedimiento de la patada, y luego tuve que explicar a mis padres por qué estaba deteriorada.
Tenía un plumier de cremallera que apreciaba mucho, con lápices y pinturas. Las clases eran muy elementales, con muchos dictados, pues nuestra ortografía era mala. Dª Luisa era muy amable y nunca me castigó. También había un cuaderno elemental con sumas y restas. Para mí lo más difícil era la ortografía, con los interminables dictados diarios. Conocí al Sr. Moneo -muy simpático, por cierto- por la clase de Política. Contaba cosas de la Guerra Civil, y se cantaba Montañas Nevadas y otras canciones patrióticas de la época, que entonces jamás me hicieron sentirme “facha”. Luego le aprecié más con las sesiones de cine, que describiré más adelante. Yo comencé a escribir algunas historias que no conservo desgraciadamente, en un cuaderno. Eran chistes y una pequeña novela de guerra. Alberto Fernández Baides también estaba en clase y también a él le gustaba escribir cosas graciosas. Más tarde con D. Luis Muñoz-Cobos las leeríamos a toda la clase. 

En principio me sentía un poco mal pues en mi anterior colegio estaba muy mimado, y aquí tenía que hacerme mi espacio. Dije algunas mentiras infantiles, que Dª Luisa descubrió de inmediato. Por lo demás tenía un par de amigos para jugar en el recreo, de la Rubia Mir y Vicente Rodríguez Zúmel. Posteriormente intimaría mucho con Carlos Iradier Fidalgo, con el que coincidía en muchas cosas.

Había clase de francés que daba la Sra. Morales (Dª Patrocinio Soriano Belda, viuda de Morales), de modales muy refinados y que se quedó viuda ese curso (su esposo era médico y su hijo estudiaba ingeniería industrial). También había clase de inglés, para la cual nos juntaban en la clase del Sr. Lanzas con una Sra. americana mayor  (Dª Brígida Stötter Forster, supongo). El libro de inglés lo recuerdo, pues tenía unos muñecos muy simples. En la primera página se veía uno y ponía  I, que yo entonces no comprendía que era.

La enciclopedia era realmente fea y poco pedagógica, toda en blanco y negro y muy monótona. Creo que era de la Editorial Dalmau Carles Plá. Había un libro de Religión, “Hemos visto al Señor”, y un catecismo con preguntas y respuestas (no era el Ripalda).

Recuerdo que Dª Luisa contaba algunos cuentos que yo ya conocía (los tres cerditos, cenicienta, Pedro y el lobo…), y nos daba algunas nociones muy elementales de física y química. Nos dijo que el agua era H2O, y que pidiésemos en casa un vaso, por ese nombre. Lo hice en la mía y todos sabían lo que era ante mi asombro.

En el recreo bajábamos a un pequeño patio a jugar. Creo que el juego preferido era la pelota.

Con Baides también jugaba a veces, y nos contábamos muchas historias. Creo que era un soñador y me gustaría saber que fue de él. Tenía una casa su padre, que me parecía inmensa, en el Madrid Histórico.

El comedor de la Prepa, estaba en la primera planta. Algunas veces comí en él. Había que estar en una cola y no me gustaba la comida que estaba fría, en especial los macarrones. Afortunadamente, poco lo frecuenté.

Recuerdo especialmente ya en aquella época, a Carlos Iradier, también muy amigo mío y tristemente ya fallecido. Miguel Ibáñez (prestigioso pintor que vive entre Barcelona y Holanda), era otro de mis amigos. Recuerdo a Ignacio de las Casas, que también me simpatizaba mucho y que tenía hermanos más mayores ya en otras clases.

En casa oíamos Diego Valor, por radio y coleccionábamos unos pequeños cuadernillos, que valían 75 cts., con las aventuras de la radio.

El día de la madre se celebraba entonces el día 8 de diciembre, y hacíamos un pequeño trabajo para regalar a nuestra madre ese día. Yo coloreé esta tarjeta que nos facilitaron.





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1.3  El Cine de los sábados.

Aquel cine que tanto me gustó. “Cine educativo 5 pts”, reza el sobrecoste del recibo de permanencias que aún conservo.

Había un salón de actos a la izquierda según se entraba por el vestíbulo en un pasillo, antes de llegar al cuarto del bedel Antonio. Era muy grande a mis ojos, decorado con cuadros nobles en las paredes y con un escenario cerrado por unas puertas correderas de madera.

Sábado tras sábado, salían de debajo del escenario del salón de actos, unos bancos con ruedas, sin respaldo, donde nos sentábamos apiñados los niños de todas las clases. El sábado por la mañana, nos daban la gran alegría de ponernos películas bastante antiguas, pero que hacían nuestras delicias.

El Sr. Moneo montaba una máquina de proyección, marca Derbi, de 16 mm. El sonido lo daba un “bafle” que se sacaba del aparato.

Una pantalla plegable, puesta en el escenario, completaba el equipamiento que durante años me maravilló.

Lo de menos para mí, eran las películas de caballistas que se proyectaban, prácticamente siempre en blanco y negro, de jornadas, como la policía montada del Canadá (Sargento King y los siniestros espías soviéticos que hundían un submarino con Tom el bueno) o los dibujos del pájaro loco. A mí me interesaba la técnica con la que funcionaba aquello. Me pegaba al Sr. Moneo, hasta que logré rebobinar aquellas cintas de celuloide,  con una manivela o vi como se montaba una bobina y el peligro de que se atrancase la proyección pues se quemaba la película. El Sr. Moneo, visto mi interés, me enseñó bastante. Sabía ya sincronizar la película y montar una bobina. Todo aquello me entusiasmó y llenó mis pensamientos mucho tiempo.

En mi casa con muy pocos medios trataba de construirme un proyector, y el mejor regalo que he tenido fue uno de manivela (marca JEFE) de películas mudas de 8 ½ mm.
Pensaba de mayor comprarme una máquina Derbi como la que veía los sábados, para hacer proyecciones privadas en mi propia casa.

Pude comprender con 7 años la idea básica del cine sonoro. No entendía muy bien que la banda sonora fuese óptica. Pero lo veía en los trozos de películas que atesoraba. Comprendí que había sistemas dobles de proyección en el cine de barrio, que evitaban las paradas de cambio de rollo y no fue si no al pasar al Instituto cuando vi un sistema de proyección completo con 2 aparatos, que equipaba el salón de actos.

Como pude iba enterándome del cinemascope, del cinerama y otros sistemas que nacieron a principio de los 50. La televisión la veía como algo improbable en nuestro país.

Este fue el germen de mi vocación por estudiar telecomunicaciones, fotos, sistemas de proyección… que me intrigaban y hacían mis delicias infantiles.

1.4. El coche nº5

Aquellos pequeños autobuses eran grises, de la marca Mercedes, ayuda alemana nazi, en su momento, del PMM, y debajo de los asientos estaban las baterías que daban chispazos de vez en cuando. Alguna vez se averió el coche y nuestras madres tuvieron que ir a recogernos a medio camino. Entonces no éramos conscientes de que también en eso fuimos unos precursores...el coche eléctrico. A veces había un olor insoportable a quemado, pero no teníamos conciencia de peligro.

Aquel coche, el número 5,  lo conducía Pedro, un chófer con gorra de plato del Parque Móvil. Su hijo era mayor, del Instituto e iba en el coche. Se llamaba Paniagua, un apellido que me sonaba muy gracioso.

El coche era gris con bancos de madera dentro, donde nos apiñaba una educadora muy fea apodada “la monstruo”. Tres personas sentadas y tres de pie poniendo las carteras sobre las rodillas de los sentados en cada banco. El coche iba despacio no podía correr y subía muy mal las cuestas. Como era eléctrico a veces olía a quemado. Con la carga nuestra le era imposible subir la cuesta de Vitruvio y subía por la calle paralela. 

Me relacionaba en el trayecto, que era largo, pues antes de ir a Cuatro Caminos, donde yo vivía, pasaba por Arguelles, con niños que no eran de mi clase y mucho más mayores. Estaban  Ibáñez de mi clase, que se bajaba en mí parada con su hermano pequeño, y me acuerdo de Cuesta, Barco, Carlos Iradier  y de otros de muy distintas clases. Se solían leer tebeos en el trayecto, y es donde conocí los de Diego Valor, Superratón y Supermán. Era una rutina diaria, en aquel trasto infernal e incómodo.

El coche paraba justo al lado del colegio de mi madre. Después de comer se cogía a las 3 y media. Por las mañanas iba el Sr. Vigueras, la Sra. Burgos (que me gustaba pues era rubia y guapa) y D. Mateo Quirós, su mujer Dª Esperanza y su hijo. A mí me parecía entonces, que los de la familia Quirós eran insoportables y prepotentes.

La última parada estaba muy cerca del Ramiro, ya en Ríos Rosas. Subían los hermanos Merino.

Cuando se rompía el coche, mandaban uno que nos encantaba, el ISOBLOC, que era muy cómodo y rápido.
Alguna vez que “la Monstruo” se puso mala, iba Remartínez, el bedel, muy simpático y que no se enfadaba cuando coreábamos su nombre.

En el coche 5 recuerdo también a Jurado del Campo, y existía un coche gemelo el 6 que conducía Cano, y que no se por que extraña razón siempre superaba al 5 en la famosa cuesta de Vitrubio, aunque fuesen gemelos.

1.5. El Pipero

D. Manuel Basiloes Calvo, conocido como el Pipero, era toda una institución. Con su cesta que llevaba en la cabeza y su boina, era un tipo enjuto y bajo de edad indefinida. Ponía su cesta en la puerta del Parque Infantil y era literalmente asediado por los pequeños clientes. Chicles a 10 céntimos, caramelos a 15, cromos, el regaliz en “puros” y en madejas y otras cosas peores como cigarrillos a granel. Yo hice las colecciones de Quo Vadis y otra de animales. Durante los 12 años que estuve en el Ramiro allí estuvo D. Manuel sin faltar un día y murió en su puesto. Todo un ejemplo, que tiene mucho mérito.

1.6. El polero

El Pipero en verano tenía un duro competidor: El polero. Nos vendía polos, he desde Mayo. Había de fantasía (hielo con jarabe), de 60 céntimos y de leche, mucho mejores, pero que ya se iban a 1 peseta, mucho para aquellos tiempos. La fábrica de polos estaba en Alberto Aguilera. Yo de vez en cuanto me tomaba uno de fresa o de chufa. Venía con un carrito blanco, y era una persona morena, con bigote, a la que vi muchos años. Se ponía en la entrada de Serrano (que tenía arco en aquella época, como ya he señalado).

Había también un campesino, de vez en cuando que vendía paloluz, un palo que se mascaba y era dulzón. Lo cortaba con una enorme navaja.

1.7. El Parque infantil

Era un recinto con toboganes y columpios, que se abría solo un rato en el medio día y que estaba donde hoy está el polideportivo Magariños.

Nos gustaba jugar en él, pero pocas veces lo conseguíamos. Parecía estar bastante abandonado ya entonces, e incluso una rueda estaba varada y ya no giraba. 




El campo de fútbol era espectacular. Con unas tribunas obra del ingeniero Torroja, rodeado de vallas metálicas y con estatuas clásicas, en las cuales, según la moral de la época no existían órganos sexuales. Estaban la estatua de la Diosa Minerva, el discóbolo de Mirón y otras más. Era el espacio de esparcimiento más concurrido, pero en la Prepa pocas veces nos dejaron ir a él.

1.8 El comedor

Alguna vez comí en él. No me gustaba mucho pues la comida estaba fría y comía mejor en casa. Reconozco que para los padres era bueno, pero no para nosotros, que además se hacía interminable el día. Estaba en la primera planta y comían muchos profesores en él. Eran bancos corridos, y nos traían la comida al puesto.

1.9. El bocadillo y el vaso de leche

En el año 53 se habían firmado los tratados de amistad con USA, que incluían al parecer ayuda alimentaria; ésta se traducía en un vaso de leche en polvo, disuelta con agua, y un bocadillo de un extraño queso de color naranja, entregado a cada escolar a la hora del recreo. La leche creo que lucía la marca RAM que era la distribuidora, ya que su origen era totalmente indeterminado. (Esto nos enseñó la existencia de otras leches).

Particularmente el vaso de leche me daba arcadas y el queso lo tiraba y me comía el pan solo. Me negué rotundamente a beber la leche, y me dijeron que cual era la razón. Recuerdo como si fuese hoy que dije, esa leche sabe a panzaburro y es venenosa. Ya me eximieron de beberla, por imposible. El queso venía en unas latas enormes (creo que eran de 50 kg.) Luego me enteré que se reciclaban para construir algunas partes del Biscuter.

Para colmo esa leche la daban también en el colegio de mi madre y traía a casa los excedentes, que yo tiraba con mucho disimulo por el wáter abajo.

Algún amigo norteamericano al que conté estas anécdotas cree que eso no era cierto.

Pensado después de muchos años, me parece extraño que en un colegio donde el 90% de los alumnos pertenecían a clases acomodadas, y bebían leche en casa, se diese ese tipo de ayudas, más propias de áreas más desfavorecidas, pero debía de ser un mandato del Gobierno.

1.10. La fuente de agua potable.

Era extraño que para los cientos de niños que éramos, sólo había una fuente de agua en los aledaños del campo de fútbol, con un enorme e incómodo pilón, en medio de una explanada. Era verde rectangular, y costaba gatear a él cuando éramos pequeños, para poder beber un poquito de agua, y soltaba un chorrito de muy poca agua que apenas nos refrescaba la lengua mientras tiraban de nuestras piernas otros sedientos niños, para que nos bajásemos rápido. Curiosa esa manía de no darnos agua (debían ser los tiempos de la pertinaz sequía). Bebíamos en los baños. Yo dije a Dª Luisa que pasaba sed, pero de nada me sirvió. La fuente estuvo siempre igual hasta preu, con sus mismas carencias.

Cerca de la fuente, estaba la estatua de la Diosa Minerva, con lanza y todo, y algún gracioso le pintó de rojo la boca una vez y otra con barro, adornaron sus pechos simulando los atributos ocultos.

1.11. La primera comunión.

La Primera Comunión era algo muy importante en ese curso de Iniciación. Nos hacían una preparación especial los jueves por la tarde. Y a veces era en El Espíritu Santo, donde recuerdo al Padre Rector diciéndonos que no estropeásemos los bancos de forma reiterada, como si los fuésemos a destrozar.

Conocí al Padre Granda, que para mi gritaba mucho, me asustaba y no entendía bien el contenido de sus pláticas; en aquél tiempo y para mí era motivo de temor. Y también conocí al Padre Ignacio, que nos confesaba y era sumamente amable.
 
Un domingo de Junio (13-06-54), fue la comunión, con mis padres y familiares;  fue una misa muy solemne, dada por el Padre Rector (ese día no dijo nada de los bancos) y con plática del Padre Granda, al que se le fue algo la mano con los gritos. Luego desayuno familiar y muchas fotos. 











Las fotos están tomadas en la Iglesia del Espíritu Santo, en junio de 1954. Solo reconozco a Ibañez, aparte de un servidor. He tratado de localizarlos con otros compañeros pero nadie los recuerda ya.

1.11.1 La Cruz de los Caídos

Era una Cruz de estilo andaluz, que no tenía ningún tipo de inscripción política, situada encima de una escalinata.

Supongo que se puso en recuerdo de los caídos de la guerra, hacía ya años, y era un punto de referencia dentro de la geografía del Ramiro.
 



El curso finalizó el 15 de junio, y ya no vi más a Dª Luisa, de la cual guardo un cálido recuerdo. Nunca conocí a la famosa y guapísima hija. Kurt tuvo esa suerte.

1.12 Los años de D. Luis

Pasado el larguísimo verano del 54 (las vacaciones aquellas eran interminables pues el verano jamás se acababa), vinimos ya en septiembre al casi olvidado Ramiro.

Había salido una ley para no poder hacer el ingreso más que con 10 años cumplidos, por lo que fuimos separados los del 46 y los del 47. Perdí amigos y conocidos, pero  también había gente nueva.

Me pusieron en Primero A y ya recuerdo bien entre otros, a Kurt, Cerdán, Bergia, Hermanos Idiazabal, Palacín, Ortiz, Vicente Ramos, Rosas Caruana, Kolia Pérez Jáuregui, Arenas, Iradier, Felix Peiro (es Peiro y se cabreaba con los profesores cuando al pasar lista le acentuaban su apellido como Peiró), Tete ( Bartolomé Muñoz Cobos, hijo de D. Luis), Javier González Juliá (había sido compañero de su hermano Eduardo en iniciación A pero él era del 46) y Dávila, entre otros, con los que tantos años iba a tener relación.

El profesor era D. Luís Muñoz Cobos Fresco. Me referiré a los 3 años que estuvimos con él en conjunto, pues me es difícil discernir en qué cursos pasaron las cosas, al ser el mismo profesor y los mismos alumnos.

Recuerdo que nos ponía por orden de méritos, de la primera a la última fila, con un sistema muy competitivo. Todos queríamos la primera fila lógicamente. D. Luis escribía en la pizarra un texto, con muy buena letra, y nosotros lo íbamos copiando en nuestros cuadernos. Cuando ya había llenado la pizarra se ponía a corregir nuestros escritos sentándose enfrente del primero de alguna de las filas; si te encontraba una falta te ibas al final de esa fila. En los exámenes semanales los dos últimos cambiaban de clase con los dos primeros de la siguiente...vamos, como en la Liga de fútbol pero con más frecuencia. Ese método tan competitivo nos hacía espabilar mucho y no querer se nunca los últimos y menos bajar de clase, lo cual se veía como una auténtica desgracia con todo tipo de malas connotaciones. No se si el sistema era bueno o no pedagógicamente hablando, pero entonces funcionaba muy bien, que era lo importante.
 
Las clases se daban en base a una enciclopedia, cuadernos de dictados y operaciones aritméticas. Para dibujar había un libro, “El 1500 dibujos”, con dibujos sencillos que copiábamos. La Religión la daba un cura cuyo nombre no recuerdo (puede que fuese el Padre Urbano), con un horrible catecismo (D. Luis lo corregía cambiando el texto, para hacerlo más comprensible), y había Francés con la Sra. Morales que hacía obras de teatro en el salón de actos. Recuerdo a Nicolás (Kolia), quien ha cambiado sus apellidos Nicolás Pérez Jáuregui por Perez-Serrano Jáuregui para preservar el apellido compuesto de su padre, haciendo de San Nicolás. En el ensayo, un compañero de clase –Ildefonso Arenas- se desmayó y le estuvimos reanimando como pudimos.



 
Esta obra fue memorable. Una expectación tremenda, familiares, luces y decorados. El narrador era nada menos que Vicente Ramos. Kolia aparecía con barbas, túnica y un bastón. Le podemos ver en la foto que nos ha cedido caracterizado como el santo. 




El carnicero era Javier Drake, ya fallecido por desgracia. No puedo recordar quienes eran los niños. Me parecía una obra un tanto truculenta, pues literalmente se decía en francés que los niños eran cortados en pequeños trozos, ahí es nada. Esta obra se representó también en el instituto años más tarde. Un éxito de la Sra. Morales y de todos los actores que intervinieron. Aplaudimos como locos. La foto antológica muestra al narrador (Vicente) y al carnicero (Drake) asesinando a los niños. Foto genial.

Había clases de Inglés también, como ya he dicho, y en las que aprendíamos rudimentos del idioma. Cambiábamos de clase a la del Sr. Lanzas, cuya mujer, profesora también, me parecía muy guapa. La Srta. de Inglés nos hizo memorizar la siguiente cancioncilla, que aún recordamos, para aprender vocabulario:

Pollito, chicken
Gallina, hen
Lapiz, pencil
Y pluma, pen!!!!

Como la clase era a última hora, la cantábamos repetitivamente, en el pasillo de los percheros mientras nos poníamos el abrigo.

D. Luís era andaluz, de Montoro y nos hablaba a veces de los olivos de su tierra.


Alguna visita hicimos al museo de Ciencias Naturales, pero muy elemental, pues hasta tercero de bachiller no conocimos a fondo ese museo, y creo que también realizamos alguna pequeña excursión,  pero en general todo el tiempo estábamos en el aula.

Había un pasillo de entrada donde colgábamos en perchas los abrigos. Un pequeño patio cubierto por la marquesina. Las mesas eran individuales, y había un cuartito para materiales al fondo del aula. Contaba también con una mesa que tenía atornillado un sacapuntas de manivela, comprado por suscripción popular. Era un lujo pues se seleccionaba el agujero más adecuado a tu lápiz en un disco metálico. Una maravilla de la técnica. Luego quedaba para el curso siguiente, pues todos éramos copropietarios (antecedente de la copropiedad, toda una anticipación).

Baides y yo de vez en cuando leíamos nuestros escritos al resto de compañeros, con el permiso de D. Luis, sobre las chorradas que se nos ocurrían. No conservo el cuaderno de escritos. Se que además de chistes empecé a escribir una novela de guerra que nunca terminé. Creo que los chistes de Baides eran más ocurrentes que los míos, pero no me preocupaba el éxito. Alcaide me animaba a escribir más.

Yo hice mucha amistad, como ya he dicho, con Carlos Iradier. Iba a veces a su casa en la calle Víctor Pradera 47 (recuerdo a sus padres, a sus hermanas, muy guapas por cierto, y a su cuñado), y algunos días nos quedábamos  al comedor. Además íbamos en el coche 5. Carlos ha fallecido, según me enteré recientemente, y lo siento muchísimo. Coleccionábamos tebeos de Supermán y éramos felices en nuestros juegos, sencillos y nuestras conversaciones y discutíamos de quién te los dos tenía el mejor reloj de pulsera.

Notario Torres era un compañero curioso. Regordete, faltaba mucho. Su excusa era siempre la misma: mudanza de casa.  D. Luis le decía ya enfadado “Otra vez no me digas lo de la mudanza”.

Recuerdo al hijo de D. Luís, cariñosamente Tete, y a su hermano mayor que venía a hablar con D. Luis en el recreo. Llevábamos caramelos por nuestro santo o cumpleaños apara todos los compañeros y él los repartía;  los que sobraban quedaban para premios. Los objetos perdidos que se ponían en una mesita al fondo de la clase. También me acuerdo de los termómetros del DOMUND (había 2 uno para los donativos en metálico directos, en negro y otro para la huchas, en rojo). Había que superar las 100 pts. para quedar por delante del B. Algún año hasta llenamos más de un termómetro, y rascábamos hasta la última perra para ver si subíamos el termómetro.
 
Las huchas eran con formas de  cabezas de chinitos o negritos. Tenían un tapón de corcho debidamente precintado con papel de goma y sello, para evitar que alguien tuviese la ocurrencia de vaciarla en su bolsillo. Yo creo que nadie sintió tal tentación y solo esperábamos su apertura para ver quien había recaudado más. Esto se hacía con gran ceremonia ante todos y sumando las cantidades al termómetro, ante la expectación de toda la clase de ver hasta donde podíamos elevarle. Cuando se veía un billete de 5 pts., todos aplaudíamos entusiasmados.



Los cromos más apreciados, los de Nestlé los cambiábamos en los recreos, y me acuerdo de las veces que nos castigaba D. Luis sin ir al cine, cuando hablábamos, que a mí me dolía mucho, pues el cine era algo sagrado para el ir al salón de actos el sábado, como ya he comentado.

Intercambiábamos algunas veces cartitas en clase,  y D. Luis interceptó una vez una en la que yo decía a Carlos Iradier que era mi mejor amigo y que estaba dispuesto a dar mi vida por él. D. Luis la leyó en alto, recuerdo a Kurt riéndose a carcajada limpia ante mi impotencia y la vergüenza que me hizo pasar. D. Luis me llamaba cariñosamente Rinconcito de Café y niño nacido a cámara lenta, probablemente porque hablaba despacio pensando lo que decía.

Recuerdo otro incidente con los hermanos Idiazábal, gemelos que estaban en clase y que vivían solo con su madre ya que el padre era marino y raramente estaba en Madrid. Pagábamos el colegio (permanencias, recibos, transporte escolar, comedor, etc), con el dinero que nos daban a tal efecto nuestros padres. Y en secretaría me encontré nada menos que una peseta un día. No la di a los objetos perdidos, y los Idiazábal decían que era suya. D. Luis me dio a mí la razón y me la quedé. Pero esto me hizo sentirme mal por si era suya, fui a confesarme y por si de verdad les pertenecía y  había que restituir para perdonar el pecado les di la famosa peseta.

Estuvimos en primero, segundo y sexto A, con D. Luis. Tres años en los que marcó nuestros conocimientos y recuerdos con sus enseñanzas. Los cambios de puesto, la primera y la última fila, los dictados, las lecturas de la enciclopedia, los dibujos copiados del libro 1.500 dibujos, el catecismo…

Hay quien opina que el método de intercambio de clases que en teoría pretendía poner en el A a los que hacían mejor los exámenes, era elitista, y no era bueno. Creo que no es cierto, pues el tiempo demostró que buenos profesionales han salido de todos los grupos sin excepción.

En sexto A, en aquellos exámenes de los sábados, pusieron uno llamado instrumental, en octubre, que no entendí muy bien y dejé medio en blanco. Bajé a sexto A bis, junto con Dávila, con D. Santiago Corral como profesor (compañero de carrera de mi padre por cierto), muy buen profesor, como pude comprobar, con su cuaderno de Pensamientos, donde aprendíamos caligrafía, ortografía y literatura, todo a la vez. Pero fue un trauma infantil tremendo esta bajada. Me sentí muy mal y me dediqué a estudiar la enciclopedia, y a hacer cuentas y dictados en casa, como un desesperado. Estaba avergonzado y triste. A los 15 días fui el primero de la clase en el examen, con mucha diferencia sobre el segundo y de nuevo a sexto A, para mi tranquilidad. Ya no bajé la guardia por si acaso.

Recuerdo la preparación para el ingreso. El cuidado con los acentos. Y el examen de ingreso, que me salió bastante bien.

D. Luís nos ayudaba “soplándonos” acentos y ortografía. Había una cuenta de dividir. Hice la prueba de las aspas para verificarla. Una vez aprobados, algunos nos presentamos al examen de matrícula, con una redacción y un dibujo, creo recordar. Yo no quería hacer más exámenes pero mi madre me obligó.

Mi padre, que aún vive, recuerda las charlas con D. Luis cuando venía a informarse de cómo marchaba yo en clase.

El ahorro

Visto en la distancia, la verdad es que nos fomentaban muy buenas costumbres. Una de ellas fue el ahorro, que seguía unos curiosos protocolos que voy a describir y que Vicente Ramos también recuerda muy bien.



 Funcionaba de una curiosa manera: 

Primero pedíamos a la entidad “Caja de Ahorros y Monte de Piedad”, una cartilla a nuestro nombre, que se nos entregaba con un saldo de 1 pts, que regalaba la entidad. Creo que prácticamente todo el mundo tenía la famosa cartilla, pues era gratuita. El dinero que querías ahorrar, cuando te venía bien, se lo ibas dando a D. Luis a lo largo del mes, y lo guardaba.

La “Señora de los Sellos”, empleada de la Caja de Ahorros  y Monte de Piedad de Madrid, venía una vez al mes, fecha que se anunciaba previamente y era siempre la misma de cada mes para que no hubiera errores. Por ejemplo, el primer martes de cada mes. Era siempre la misma señora la que venía con cara de funcionaria y de edad indefinida.

Traía unas hojas que por una cara admitían nuestro nombre y número de cartilla (que había sido ya previamente emitida) y que a continuación yo creo que tenían unos espacios marcados de 5 columnas por 8 filas con el tamaño de un sello en líneas punteadas. Tú ibas con lo que habías ahorrado en un mes, que tenía D. Luis, y ella te daba los sellos correspondientes, los pegabas en la hoja al efecto previamente rellenada, se lo entregabas y te hacía el apunte en tu cartilla de la cantidad aportada, que ella guardaba en una cartera de documentos. Había sellos de 10 céntimos, de color morado, de 50 céntimos, de color verde y de 1 pts. de color rojo.

El día 31 de octubre, día universal del ahorro en el Cine del Instituto (Salón de Actos) se daba una charla por un directivo de la Caja, ensalzando las virtudes del ahorro, con varios profesores para dar mayor solemnidad a tan importante tema y se proyectaba una película. El premio al ahorro se lo llevaba siempre Cesar Nombela Cano, que debía ahorrar como un cosaco. Año tras año subía a recogerlo al estrado ante nuestro asombro (Otra vez el mismo, debe ser ya rico, etc, eran los comentarios generales). Cuando ya estuvimos en el instituto, se daban premios de pagar el coste del título de bachiller elemental y superior. Yo me llevé ambos. El dinero no se podía retirar fácilmente. Yo recuerdo que cuando íbamos a ir de excursión en Preu, mi padre lo consiguió, creo que en total había unas 300 pts., con las que me pagué los gastos del viaje.

Al matricularte te exigían una cantidad determinada, según el curso, para excursiones.


Religión, Formación del Espíritu Nacional y Deporte
 
En aquel tiempo la Religión era de suma importancia en la enseñanza, no como ahora. Además del catecismo y un libro de lecturas religiosas que nos daba el propio maestro,  una vez a la semana nos visitaba un Padre que nos explicaba en forma sencilla algunos temas. No recuerdo su nombre, pero llevaba teja y sotana “como Dios manda”. Puede que fuese el Padre Urbano. Hay compañeros que ven mal en la distancia esa formación. En mi casa no eran especialmente religiosos, y entendiendo la época y sus circunstancias, yo creo que tampoco se pasaban mucho con estas cosas, y no nos vino mal la moralina que quisieron trasmitirnos, muchas veces convencidos los propios “Paters” de que era algo importante y necesario para nuestra vida cotidiana y para el futuro. Yo vista la época lo apruebo totalmente.







La Formación de nuestro espíritu nacional, la daba el polifacético Sr. Moneo, que nos contaba “batallitas” más o menos divertidas, de la Guerra Civil, donde los malos y los buenos eran siempre los mismos y nos enseñaba canciones, la más popular “Montañas Nevadas “, aunque recuerdo alguna otra como “ Yo tenía un camarada “.- Se saludaba al entrar en su clase diciendo Arriba España y levantando el brazo derecho.

El deporte básicamente consistía en fútbol, baloncesto, y un poco de gimnasia. El baloncesto era el rey de todos los deportes en el Ramiro.

Hubo un evento deportivo el día de la Raza del año 56, con participación de todas las clases, autoridades en las tribunas y desfile con banderas (Kurt con la alemana, pasándolas canutas al tener que mantener enhiesto un palo de bandera 5 veces más grande que él). Creo que la foto corresponde a aquel evento. 


Había muchos juegos y competiciones, para disfrute de los espectadores. Yo tenía una prueba que era correr con otro compañero y con las piernas atadas el uno al otro. Se llamaban carreras a tres pies, como me dice Vicente. Yo quedé tercero (me gustaría recordar a mi compañero) y Vicente Ramos recuerda que iba atado a Jose Frade y quedaron segundos. Y luego desfilamos marcialmente ante las tribunas. Hasta yo salí en el NO-DO y me gustó mucho verme. Habíamos ensayado mucho el evento. Mi camiseta era roja y el pantalón corto blanco, con zapatillas y calcetines blancos. Mis padres asistieron orgullosos a este evento.

Parece que el NO-DO vino por asistir el Ministro de Educación al evento y al ser el Director de NO-DO padre de unos alumnos, lo que facilitó la cosa.

Había partido de Profesores-Alumnos el día de Santo Tomás de Aquino. Participaban el Sr. Pepín y el Sr. Moneo (portero), que yo recuerde. Uno de los últimos años, no recuerdo si sexto o preu, participamos en el equipo de alumnos Félix Peiro, Quique Gómez Lobo, Nacho Salcedo y un servidor, Vicente Ramos, de portero.

En Navidades poníamos un Belén en la clase y había otro institucional. En Semana Santa nos daban charlas especiales, sobre todo al ir a tomar la ceniza, y nos explicaban la Cuaresma, los mismos curas que nos atendían espiritualmente todo el curso. Había que confesarse, cosa que nunca me gustó y yo iba con el padre Ignacio que no hacía ningún tipo de preguntas y era benévolo con las penitencias.

La Cantina

Podíamos acceder a la Cantina, regentada por Pedro. Un pequeño local donde nos vendían bocatas a 2,50, los de mejillones que eran los más populares, bolsas de patatas a 1 peseta y bollos. Algunas veces compraba un bocata, pero prefería las patatas fritas. Se llenaba de gente durante los recreos y era muy difícil el comprar las cosas.

La piscina




Existía en el patio de columnas una piscina (hoy ya cegada), que yo solo vi un verano con agua.  Estaba flanqueada por el gimnasio cubierto y a retaguardia había un campo yermo que con el tiempo D. Tomás Alvira replantaría, con sana intención ecológica, y como buen precursor de las cosas verdes. Se denominaría el bosquecillo del Sr. Alvira. Al lado estaba el gimnasio, pero hasta ser del instituto no pudimos entrar en él.

La piscina en invierno era un auténtico peligro. No se si alguien se pudo caer. Recuerdo que Palacín nos asombró con su famosa teoría de la “chinita” y la piscina, que se nos quedó grabada para siempre.

Resumen

Guardo muy buen recuerdo de todo aquello, de las personas que tratamos, de nuestros profesores y de mis compañeros.

Han pasado más de cincuenta años, pero el recuerdo continúa vivo.

Ya los profesores murieron, pero seguirán vivos en nuestra memoria y sus enseñanzas han fructificado en nosotros mismos.

Otros profesores fueron: Sr. Cea, Sr. Corral, Sta. Anita, Srta. Esperanza, Sr. Quirós, Srta. María.
La siguiente parte de estas Memorias,  está dedicado el Instituto, donde llegamos en 1.957, con un nuevo plan de estudios.


CAPITULO 2

El Instituto (57-58)

Consideraciones generales

Heredero del antiguo Instituto de Enseñanza libre. El franquismo dejó básicamente la misma organización de instituto-escuela de antes de la guerra, pero adaptada a sus necesidades ideológicas. Parte de los antiguos profesores, se reciclaron al nuevo sistema, más bien obligados que por gusto.

El edificio fue construido por los arquitectos Martín Domínguez y Carlos Arniches Moltó en 1930. El diseño original, de clara inspiración racionalista, constaba de dos piezas en forma de U unidas entre sí por una escalera central. El edificio se construyó en hormigón armado con paramentos de ladrillo visto de color rojo. El antecedente del Instituto Ramiro de Maeztu fue el Instituto-Escuela de segunda enseñanza, creado en Madrid por R.D. de 10 de mayo de 1918, como ensayo pedagógico por un periodo de seis años, bajo la dirección de la Junta para Ampliación de Estudios. A los seis años, la misma Junta elevó al Ministerio un informe, en el que presentaba a dicho Instituto como un éxito en sus logros, que aconsejaba consolidarlo, y pidió que se proveyese de edificios propios, puesto que los que había utilizado hasta entonces eran propiedad de una entidad norteamericana, que estuviera ubicada en los altos del Hipódromo.

En el año 1941 se celebró el gran concurso de traslado de catedráticos de Instituto para llenar tantas plazas como habían quedado vacantes durante la Guerra. En ese Concurso se escogió el personal, que ocupó definitivamente las cátedras del “Ramiro”. Y cuando ya estaba el nuevo personal en funciones, apareció el Decreto refundador, en que se establecían las características especiales que iba a tener, en lo sucesivo, el Instituto.En él se conferían al «Ramiro de Maeztu» tres funciones o misiones especiales: ser un  laboratorio práctico de experiencias pedagógicas, del cual  se pudieran servir los investigadores del Instituto de Pedagogía del C.S.I.C.;  ser un órgano de experiencias y ensayos que oriente la labor  y proyectos escolares del  Ministerio de Educación; ser un semillero de vocaciones pedagógico-docentes, donde se formen buenos profesores, que se extiendan después por todos los Institutos. Para todo lo cual debería ser un centro modelo.





2.1. La entrada

Era octubre del 57 y por primera vez éramos ya del Insti. Atrás quedaba ya la Prepa, para los pequeños.

La plaza de entrada, llamada del Caudillo, era amplia, tenía una estatua del Dictador, y al instituto se accedía por una escalinata de granito. Para subir al campo de fútbol que era reglamentario, pero de tierra, se utilizaba una bonita escalinata de material noble con incrustaciones doradas. En la plaza del Caudillo se hacían las formaciones de entrada, y éramos avisados por un himno patriótico por altavoces para que acudiésemos a formar, también algunos alumnos mayores daban avisos y yo los envidiaba. Se puso el nombre de “Radio San Críspulo”, al amplificador que era la base de todo aquello..

Y estrenábamos plan de Estudios, el 57.

Prácticamente todo el bloque de alumnos de 6º A pasó a 1º A.

La clase estaba en el primer piso a la izquierda según veníamos subiendo las escaleras. En el bajo, además de la entrada al salón de actos, estaba el Museo Religioso y un aula de dibujo.

Los pupitres eran más amplios que los de la Prepa.

Nos debíamos acostumbrar a tener varios profesores.



 
2.1.1. Profesorado

Aunque me iré refiriendo poco a poco a los profesores que directamente se ocuparon de nuestra formación, adelanto ya el magnífico profesorado que tenía el año 57 el Instituto, ocupando las cátedras por oposición, con los criterios ya señalados:

Luis Ortiz, Griego y director del centro

D. Tomás Alvira. Ciencias Naturales y Vicedirector. Hombre afable y muy humano.
 
Antonio Magariños García, Latín y Dirección de estudios
 
Jaime Oliver Asín, Lengua y Literatura Gran arabista y descubridor de la muralla de Madrid. Un sabio
 
El padre Manuel Mindán Manero, Filosofía. Otro sabio a su manera.
 
Joaquín García Rúa, Matemáticas
 
José Royo, Matemáticas. Hombre refinado, con amplios conocimientos.
 
Ángel Sáenz Melón, Física y Química. Secretario
 
Rafael Ybarra, Ciencias Naturales
 
Lorenzo Vilas, Ciencias Naturales
 
Leopoldo Querol, Lengua Francesa. Pianista ilustre.
 
Manuel Pérez Saavedra, Dibujo
 
Monseñor Gabino López Morant, Profesor de Religión. Camarero Secreto de su Santidad.
 
Comandante Marcos Daza, Profesor de Educación Física

Las clases se componían de Unidades Didácticas de hora y cuarto de duración. Había 3 en la mañana, con un recreo de media hora y dos en la tarde. Esta estructura se mantuvo todo el bachillerato. El cambio de clase se avisaba por el sonido de un timbre y los profesores disponían de un parte de incidencias que debían firmar. Los sábados había clase solo por la mañana y por la tarde se proyectaba una película en el cine-teatro.

2.2 Curso 57-58

En 1º A los profesores que tuvimos ese curso, fueron los siguientes:

Matemáticas: Sr. Galán. Era buen profesor bastante eficaz para enseñarnos a sumar quebrados. A veces era un poco antipático, supongo que cuando le molestábamos con nuestros gritos.

Lengua Española: Sr. Navarro Ramos (Era actor de teatro y también actor de cine y tv; solía hacer de malo inofensivo.- Le vi posteriormente en una de Clint Eastwood, “la muerte tenía un precio”) y en alguna serie de TV.

Geografía: Sr. Vigueras. (Estaba mutilado de la campaña de Rusia pues fue de la División Azul).

Dibujo: Sr. Palomares/Sra. Escuder. El Sr. Palomares estaba muy enfermo y le sustituía con frecuencia la elegante y educada Helia Escuder.

Religión: Padre Gabino:

FEN: Sr. Giraldo. Horrible asignatura nacional-falangista.

Educación Física: Sr. Escribano/Sr. Pepín (El Sr. Escribano Culebras era conocido como barriga verde)

Además el Padre Granda tenía 1 hora semanal.

Tanto profesor, acostumbrados a uno solo, al principio era un poco lioso.

También pasar de una enciclopedia a libros especializados era otro reto. El Sr. Galán siempre nos decía que debíamos portarnos mejor y que los maestros de la Prepa se merecían un monumento por habernos aguantado.

Hacíamos suma de quebrados, regla de tres y geometría elemental. Pronto vi que se me daba bien y no tendría problemas en esa asignatura.

El Sr. Enrique Navarro Ramos (No confundir con el catedrático de Historia), de Lengua, algo amanerado, (luego supe que era homosexual), nos hacia llevar un cuaderno detallado, tipo diario, donde poníamos redacciones, dictados y conjugaciones. Era de pastas negras y papel pautado. Recuerda Iñaki Casas, que Enrique Navarro el profesor de lengua de primero, le echó la primera bronca del instituto por no poner el acento del Gómez. Te le puedes seguir encontrando tal y como era en aquel momento a través de innumerables películas de esas que suelen poner en cine de barrio, en las que trabajó como actor secundario, creo que estaba en El Extraño Viaje (película mítica donde las haya).

En Geografía, que era de España, hacíamos mapas mudos, para intercambiar, hasta con montañitas de harina mojada que nos hacía D. Francisco, cambiar, para que otro compañero rellenase los nombres; la verdad es que era una idea muy buena y se aprendía mucho con este método. Estudiábamos un libro muy antipático poco didáctico (El de Martín Zapatero). El Sr. Vigueras tenía una mano artificial y era el Delegado de curso. Había estado en la División Azul y tenía una academia a la que me referiré en el capítulo de 3º.

La Religión estaba a cargo del Padre Gabino, Camarero Secreto de Su Santidad, (que nunca supimos que quería decir, pues si era secreto, como lo ponía impreso en el libro del que él mismo era autor). Se titulaba El Mesías Prometido dedicado al Antiguo Testamento. Tenía muy mimado a Javi González Juliá, porque conocía  a su familia desde hacía mucho tiempo. Eso le obligaba a estudiarse bien la asignatura, para no quedar mal; tal vez era el único que la empollaba, pero levantaba muchas suspicacias y creencias de enchufismo. (Kurt estaba exento por ser protestante –igual que Aparicio que era español de pura cepa y eso si que era raro en aquel tiempo y más que su padre según parece era Obispo anglicano). Kurt  me ha dicho que guarda muy buen recuerdo del padre Gabino, pues le dejaba asistir a sus clases, lo cual no fue ningún problema en primero y segundo.- Otra cosa fue en tercero, cuando al ver las miradas de los demás compañeros cuando le llegó el turno a la “herejía protestante”, le forzó a hacer mutis por el foro, pues quedaba como perteneciente a los “malos”.

El dibujo, que era dibujo artístico, lo daba el Sr. Palomares, un anciano muy enfermo de asma, que faltaba mucho y era sustituido por Dª Helia Escuder (su marido tenía una Academia que preparaba la asignatura de Análisis de Formas de 1º de Arquitectura), señora muy educada, culta y muy bien vestida, a la cual hacíamos rabiar un poco pues no se imponía bien. La llamábamos la bruja del gorro verde. Nos contaba sobre viajes impensables y museos de otros países que conocía. Parecía una persona de una amplia cultura, y de mucha educación. Yo la apreciaba no por el dibujo si no por las buenas formas y maneras que me enseñó.

La FEN era cosa exclusiva de Giraldo el camarada, que nos hacía aprender una especie de catecismo falangista, utilizando un libro muy antipático (explicando la muerte de José Antonio y provocando algún puchero al lector por lo malos que fueron los “rojos”). Venía generalmente con una camisa azul, para demostrar como vestían los auténticos españoles. El llevaba unas gafas oscuras eternamente, se peinaba hacia atrás y llevaba bigotillo.

La Educación Física la daban el Sr. Pepín o el Sr. Escribano y eran sencillas tablas de gimnasia.
Por último, el Padre Granda una vez a la semana nos obsequiaba con algunos de sus gritos, que más que convencernos nos producía un miedo atroz.

Dispusimos durante todo el bachiller de un diario, donde nos ponían las notas diarias de actuación en clase y las notas mensuales. Todo debía de ser firmado por el padre o tutor. Yo aún tengo la mayoría de ellos.

2.2.1. El Recreo

El Recreo ya no era en el reducido patio de la Prepa (con acceso a la Cantina), era por todo el recinto del Instituto.

Podíamos jugar al futbol, al baloncesto o simplemente pasear. Yo era malo en futbol y baloncesto, por lo que paseaba con mis amigos Iradier, Quiñones y alguno más, hablando o bien de Tebeos, o sobre las clases y los profesores. En el campo grande de fútbol, se jugaban 15 ó 20 partidos simultáneamente, unos a lo largo y otros a lo ancho. Los partidos “oficiales”, entre clases, se jugaban los sábados por la tarde.

También jugábamos a formar torres  saltando unos encima de otros que formaban una fila metiendo sus cabezas entre las piernas del anterior, hasta que los de abajo se “rilaban” o lograban que los de arriba se cayeran. Al saltar se gritaba “Rusia número 1 mi caballo 21...”, “....22”, etc., frase realmente enigmática vista desde hoy, pero que gritábamos con mucho convencimiento. Kurt solía estar debajo al ser relativamente más corpulento y le gustaba “sacudirse las pulgas” que saltaban encima, pero un día se invirtió el orden y recuerdo que me hizo daño un daño horrible y le dije enojado que se fuese a su país a hacer el bestia. Luego me arrepentí mucho de haberle dicho aquello. También había una variante: se trazaba un semicírculo, tres se ponían como en el anterior juego y un cuarto hacía de portero, el resto intentaban subirse a los agachados, el portero tenía que capturar a algunos de estos últimos que tenían algún pie en el semicírculo al intentar subirse o los que caían cuando ordenaba “marea” y se empezaban a mover los agachados, el capturado pasaba a la primera posición de éstos y liberaba al portero. Era muy frecuente que al intentar subirse por ambos lados, chocaran las rodillas y se quedaran  las articulaciones como muertas.

Canicas, “el clavo”, las chapas y las tabas, eran juegos muy populares también.

Alcaide, Aparicio y Félix Peiro eran los mejores en fútbol, así como en baloncesto destacaban ya sobre todo Vicente Ramos y también Pablo Bergia; ambos serían los puntales del muy querido Estudiantes de Magariños. Juan Antonio Rosas era muy bueno también, pero no dio el paso a profesional. Sin embargo, Juan era, junto a Quique Gómez Lobo, el mejor en saltos de aparatos en gimnasia deportiva. Admitamos que en el Ramiro el fútbol era realmente subsidiario, primando el baloncesto sobre todo lo demás. Ser socio del Estudiantes y quedarse ronco después de cada partido en casa, era parte del plan de estudios. Muchas veces gritábamos en la nevera a nuestro querido equipo, y no nos importaba el gélido ambiente que se respiraba. Hay una publicación ESTUDIANTES 55, que gentilmente nos ha aportado Vicente Ramos, y que resulta deliciosa de leer, no tiene desperdicio.

Alguna vez sentíamos deseos de alejarnos más, en el recreo, de los límites marcados, pues estaban abiertas las puertas y llegábamos hasta la Escuela de Industriales, aunque estaba prohibido. Creo que eso nos costó algún disgusto con el Sr. Vigueras.

También jugábamos cuando llovía con una navaja al juego de ir quitando terreno al contrario (El clavo). Una forma de ir “robando” al contrario terreno.

Había un urinario en el foso que olía de manera repelente. Y una fuente para beber agua, la misma que usábamos ya en la Preparatoria, solo que ahora ya no teníamos que gatear pues habíamos crecido. Seguía dándonos una escasa ración de agua.

También intercambiábamos tebeos y cromos (colección de automóviles y álbumes Nestlé (Las Maravillas del Universo)). Había quien hacía  “moco de camello”, mascando papel cello pero a mí me daba mucho asco.

Aparecieron los primeros bolis BIC, que valían 5 pts. (BIC cristal). Azul, rojo y negro eran los colores disponibles. Estaban muy cotizados y más de una vez jugando con ellos (ya que se podían utilizar como cerbatanas), se salió la tinta viscosa que tenían y nos cargamos camisas, ante el regaño de nuestras madres.

Las chapas era un juego colectivo, atractivo para los participantes por estimular la competitividad, aunque para jugar no requería unas características físicas especialmente “destacables”, sino únicamente alguna (bastante) habilidad. 

La primera obligación de todo jugador era hacerse con una buena chapa, esto es una que no estuviese doblada por el abrebotellas. Lo siguiente era rasparla bien, por su parte inferior, contra una piedra lisa para que deslizase por la pista lo mejor posible. Lo último era llegar a ser un consumado “artista” para que al darle una “toba” con el dedo aquella chapa siguiese fielmente, sin salirse, el recorrido del circuito y avanzase por él más que la de los otros participantes.

Había verdaderos expertos, que conseguían avanzar muchísimo, y hasta le daban “efecto” lo que contribuía a tomar mejor las curvas. El dedo a utilizar para darle el golpe seco a la chapa, no era el mismo en todos los participantes, (unos utilizaban el índice y otros el dedo corazón), aunque sí era generalizado el hacer una sujeción previa con el dedo pulgar, para que al soltarlo, el golpe a la chapa fuese más contundente.

Cuando las carreras solían coincidir con la temporada en la que se corrían las vueltas ciclistas, se veían chapas “decoradas en su interior” con la cara del ciclista favorito. Para ello se solía recortar ésta de un cromo y se adhería en el interior de la chapa. Para evitar que se despegase, se le ponía a la chapa un reborde interior de plastilina (esa plastilina en la que las sucesivas mezclas de colores había concedido una tonalidad gris-azulada) o también de jabón (que era más fácil de conseguir, pero también más frágil) y hasta miga de pan para que se pusiese dura, e incluso recuerdo algunas que sobre el papel del cromo llevaban una lámina de plástico transparente o vidrio, para evitar el deterioro de la foto.

Había bebidas cuyas chapas eran de las más buscadas (cosa que hacíamos acercándonos, cuitadamente, a las mesas de las terrazas en los kioscos callejeros, y, cuando veíamos una de aquellas, nos agachábamos rápidamente, sin otra intención, que cogerlas del suelo). Me parece recordar que las de Cinzano, Citrania y las de KAS eran de las buenas, pero no debían de estar dobladas.

El circuito podía ser “fijo”, es decir, coincidía con los adornos y vericuetos de las losas del suelo, o había que “construirlo”, normalmente en tierra, para lo que había habilidosos que sin necesidad de tirarse al suelo, iban desplazando, agachados, las dos manos juntas, entrelazados los dedos, por la tierra (dejando unos montoncitos de ésta a modo de delimitación de la pista) e iban avanzando formando curvas y contra curvas, hasta llegar a la recta final. Incluso, hasta se ponían montículos, o se aprovechaban desniveles y hoyos…… El foso era el lugar ideal para tales competiciones.

La construcción de la chapa, el equilibrado, el cristal, el cromo y la plastilina eran fundamentales para obtener buenos rendimientos. Un libro se podría escribir del arte de hacer chapas de competición y su manejo.

Y termino con el lance de terminación. Cuando un jugador creía que en esa "tirada" podía alcanzar la meta pedía "ponerme palos", que consistía en que uno de los compañeros delimitaba los límites de la línea de llegada situando los dos dedos índices a ambos lados de esta línea, para que el lanzador diera a su chapa ese último toque que le hacía ganador (si conseguía pasar entre los dedos), o perdiese la oportunidad..... En cualquier caso, la mera escucha del ponerme palos, era suficiente para incrementar la atención de los circundantes...

2.2.2. La entrada matutina

Desde primero, el modelo era el mismo todos los cursos (hasta 5º en que cambió). Un rato de gimnasia, dirigida por un comandante (no sé si luego ascendió a coronel, pero le recuerdo con una sola estrella (huevo frito decíamos)) del ejército de tierra que tenía un Biscuter ridículo con el habitáculo construido de madera artesanal, que hoy produciría risa. Creo que se llamaba D. Lino. Era en el campo de futbol de 8,30 a 9 y a continuación un desfile por clases ante la estatua de Franco, con redoble de tambor (por miembros de la OJE, según parece uno era hermano de Aito). Se hacían variaciones complicadísimas en la formación, como la doble variación. De esta manera se pretendía inculcarnos un espíritu militar. “Cabeza doble variación derecha. Vista a la derecha AR!. Viva Franco VIVA!. Arriba España ARRIBA!. Vista al frente AR!”. De todas maneras, no recuerdo que nos hicieran cantar el Cara Al Sol como en otros colegios ni izar la bandera, pero el entrar en clase  sí debíamos levantar el brazo y decir Arriba España (y añadíamos ¡…abajo las castañas!), a manera de saludo.

Al entrar en clase después del recreo nos encontrábamos escrito en la pizarra, y firmada,  la nota con que D. Antonio había puntuado la variación y la marcialidad del conjunto. Se daba mensualmente un balón a la clase que mejor desfilase.

Estos desfiles duraron solo hasta 4º. Luego fueron ya suprimidos.

Entonces eran algo normal y deben de ser analizados en el contexto de la época. De ninguna manera me marcaron y siempre lo vi como algo normal, no como un exceso nacionalista.

2.2.3. La dirección de estudios.
 
La ocupaba D. Antonio Magariños, catedrático de latín. Yo voy a dar mi opinión particular y mi recuerdo. A mí era una persona que me causaba pavor. Cuando nos reuníamos en la plaza del Caudillo después del recreo, miraba el reloj y todos asustados nos callábamos  antes de pasar un minuto, que era el tiempo concedido al efecto. Te miraba con una cara de pocos amigos y te mandaba a por sobre y carta, a veces, como me ocurrió a mí, sin saber por qué razón. Creo que luego era una persona buena y afable, pero se recubría de un aspecto duro y distante.






Si llovía, la formación era en el patio de Columnas. A mí D. Antonio me inspiraba miedo a mis 10 años. Sé que para otros es un santo; a mi entonces no me lo parecía. Cuando se jubiló, le regalamos un pito de oro por subscripción popular. Tanto Granda como él no gozaban de mis simpatías infantiles, sino que más bien me aterraban un poco y los veía muy distantes.

2.2.4. Los bedeles.

Estaba el bedel Hurtado, el más famoso, apodado Chupito, que era el encargado de purgar los radiadores con un cubo en invierno; tenía bastante mal genio y cara de antipático (Cantábamos: “Ya se apagó el cigarrito en que chupaba chupito”, en alusión a la pequeña colilla que chupaba eternamente), y al entrar en clase siempre decía con un tono extraño “con permisso”. 
Proporcionaba la tiza a los profesores. También estaba Remartínez, simpático y alegre,  y Muro, que vivía en el Ramiro y también era simpático y bonachón. Actualmente Rosa Muro, su hija es la subdirectora del Instituto. Buen hombre. Antonio, el chuleta de la Prepa,  es ya solo un recuerdo…

2.2.5. La Navidad.

Me parece que la temporada de Navidad era más intensa que en la Prepa. Había actos en el Salón de actos. Teatro (actuaba el Sr. Navarro), proyecciones y villancicos del coro, actuación de la rondalla y algunas pequeñas obras de teatro sobre temas navideños. Se ponía un Belén y un gran póster en la fachada principal con un ángel. Se respiraba un buen ambiente festivo. Se represento en primero de nuevo la leyenda de San Nicolás, con Kolia como protagonista. Esta vez fue en el teatro del Instituto.

2.2.6. El cine de los mayores
 
Los sábados por la tarde se daba la sesión de cine en el teatro (salón de actos era su nombre correcto). Ya había un equipo profesional de proyección y no había que esperar a rebobinar los rollos de película, como pasaba en la Prepa. Además ya se ponían películas más actuales y en color. Yo iba regularmente, pero pocos compañeros venían pues se quedaban con sus familias el sábado. Recuerdo que Juan Antonio Rosas también era bastante habitual de las sesiones. Había que recordar que entonces no existía la TV y por radio los fines de semana oíamos Cabalgata Fin de Semana, en Radio Madrid. Vi películas como Lili, David Crocket Rey de la Frontera, Quince bajo la lona, Los habitantes de la casa deshabitada… Todas ellas iban precedidas de su correspondiente NO-DO y a veces hasta ponían el Imágenes y un dibujo de Tom y Jerry. Vamos, como en la Gran Vía.



El acomodador era el inefable chupito, con su colilla, su raido uniforme azul y una linterna. Siempre llevaba una mano al menos en el bolsillo.

2.2.7. La Misa semanal

Semanalmente, los lunes por la mañana los de 1º, el martes los de 2º….. Debíamos ir a misa en el Espíritu Santo, que solía oficiar el Padre Mindán que era rapidísimo, ¡a la vez! que rezábamos el rosario a voz en grito con el Padre Granda, y debíamos confesarnos con el Padre Ignacio. Era obligatoria y se pasaba lista. Y el Rector nos recordaba machaconamente que no estropeásemos los bancos. No sé como todo esto no nos quitaba la fe. Ayudaba de vez en cuando como monaguillo, González Capitel.

El Padre Ignacio a veces nos deleitaba tocando algunas piezas en el órgano, que a mi me gustaban mucho.

En Semana Santa nos daban la ceniza y había una procesión en el final del curso, como colofón, por delante de la Vírgen y de la Cruz de los Caídos; cruz de tipo andaluz muy artística y que en nada recordaba a los caídos pues no tenía inscripciones ni lápidas, que yo recuerde.

La Confirmación a los nueve años también fue en el Espíritu Santo, y esperábamos una torta del obispo… Nos hacían una preparación previa muy corta con el Padre Granda.

Nos ponían a todos en fila ante Eijo Garay que era el Obispo.







Además de las ceremonias de Primera Comunión, Confirmación, de las misas semanales y otros actos, en cuaresma recibíamos la ceniza y los ejercicios espirituales (algún año), por el padre Almellones (creo que SJ) y el Padre Segura. El edificio era de Fisac que aprovechó un auditórium para su construcción, en principio para el Consejo.

Nos daban también algún año los ejercicios en el cine-teatro, coincidiendo con la cuaresma. Los ejercicios eran de tres días y las charlas del Padre Almellones me parecían un poco truculentas. Parece que había sido capellán de la Legión. Y recuerdo su tétrica historia que llamaba “del brazalete”, de una señora que llevaba un brazalete, tapando una horrible quemadura que le produjo el demonio, cuando la agarró para llevarla al infierno al pecar, pero se salvó al arrepentirse en el último momento. También contaba otra historia de un ladrón que se quedó encerrado en la iglesia para robar el sagrario y cuando tiró las formas, vio el suelo ondulante y rodó por las escaleras matándose. Me quitaba mis tebeos pues decía que en ejercicios había que tener recogimiento interior. Para un niño de 11 años era difícil.

El Espíritu Santo nos parecía un templo enorme.






2.2.8. Los compañeros.

En general estuvimos casi todo el bachillerato los mismos compañeros, por lo que a los de otros grupos casi ni los conocía. Mis amigos eran Iradier y Quiñones. Otros amigos eran Ortiz Blasco (Juan Miguel o Juanmi para los amigos) y Ortiz López (Oscar Pablo) e Ignacio de las Casas. El resto tuvieron diferente incidencia en mi vida diaria de clase. Palacín era un individuo que me molestaba mucho. No paraba de insultar y de mandarme anónimos que él escribía con tonterías. Por desgracia le tenía delante, y lo soporté estoicamente los dos cursos que estuvo; me contuve las ganas de calentarle a puñetazos, pues yo era muy pacífico. Los compañeros de al lado fueron Vicente Ramos y Juan Antonio Rosas durante todo el bachiller, dado que nos sentábamos por orden alfabético.

Recuerdo a García Fojeda, que había tenido una enfermedad de tipo cerebral, y le gustaba mucho Marisol.

De los profesores de este curso, el Sr. Galán y el Padre Gabino son de los que mejor recuerdo tengo, aunque Dª Helia Escuder me gustaba mucho por su exquisita educación y su elegante vestimenta, y nos contaba los países que había visitado, como ya he comentado anteriormente, lo que me dejaba perplejo pues era un mundo entonces inaccesible para mi. El Sr. Giraldo era lo que hoy llamaríamos un facha, siempre hablando de lo buena que era la Falange y de los grandes logros de su Régimen. El libro-catecismo nacionalista, infumable. Bigotito tipo nazi y camisa azul sin abrigo hasta en invierno.

2.9. El PIO

Como bien dice Kolia, el Ramiro era interclasista en aquella época, pero predominaban los hijos de la clase acomodada. Yo nunca tuve complejo por el tema de no tener ni un duro, pero he visto que alguno de nuestros compañeros, que se traumatizó un poco por ello. Pero, no se por qué, casi nadie utilizó el PIO. Es más, ni se mencionaba. Como la necesidad agudiza el ingenio y no quería ser oneroso a mis padres, un día en Secretaría me enteré de que el PIO (Patronato de Igualdad de Oportunidades), era un organismo que concedía becas. A mis 11 años ni corto ni perezoso, rellené un impreso, adjunté la nómina de mi padre y lo entregué en una ventanilla. Para mi sorpresa recibí una carta en mi casa donde se me concedía matrícula gratuita (y me reintegraron lo pagado) y 625 pts. anuales para pago de libros. No llegaba a cubrir todos los gastos, pero en mi casa era una ayuda importante, que me acompañó hasta el doctorado (con mayor cuantía pues terminaron dándome 25 mil pts. anuales en el año 71). Buen invento el del PIO aquél…

2.10. Pérgamo

Con el tiempo supe que era una ciudad helenística importante. Pero entonces para todos nosotros era una librería que estaba en la calle General Oráa cerca del Ramiro, y que se forraba con la venta de libros de texto oficiales del Ramiro. En primero piqué y todos los libros de texto los compré ahí (además era plan nuevo y no servían ediciones anteriores). Más tarde supe que había una calle llamada Libreros, cerca de Gran Vía, donde te descontaban un 20%, y claro, ya no fui más cliente de Pérgamo; para que otros se llevasen la ganancia, mejor la llevaba yo a mi casa.

2.11. Travesuras.

Pasaba el canal de Isabel II por las cercanías; en sus taludes había cuevas que debían provenir de la guerra civil, y que en la actualidad ya han desaparecido. El terreno era de arena silícea algo compacta y éramos tan inconscientes que entrábamos en ellas sin saber que este terreno de Madrid en presencia de agua era muy propenso a derrumbes. Yo mismo soñaba con adentrarme lo más posible en las cuevas con una linterna que tenía a tal efecto, hasta que una vez que estaba dentro solo, en un recreo, hubo un pequeño derrumbe y las pasé canutas para poder salir, lleno de tierra, y ya no entré jamás en ellas por miedo a morir sepultado. La rumorología popular decía que dentro de ellas se hacían “actos deshonestos” entre chicos del Ramiro y chicas de un colegio de monjas. Nunca lo pude comprobar y lo más seguro es que fuese falso, pero la idea era más que atractiva y sugerente, para nuestra incipiente adolescencia.

Nos gustaba poner barquitos en el canalillo y tirar piedras al agua. El cuidador o vigilante del canalillo nos perseguía constantemente, diciendo que nos iba a dar una paliza. Intentamos quemarle la caseta que tenía. Fumé el primer cigarro, que me dio Manso, el cuidador o jefe mayor  de 5º que teníamos. Me sentó fatal…

2.12. Excursión.

Se hacía una excursión a Aranjuez, con visita al monumento y comida en una pradera donde jugábamos al futbol. Era en primavera y la recuerdo gratamente. Todos con nuestras mochilas.

Nos acompañaba un profesor y un alumno de 5º (Manso) y era un día agradable, con muy buen tiempo. Fumé entonces mi segundo cigarro, con el mismo resultado que el primero, nauseas y asco.

2.13. Exámenes.

Con tanta asignatura había muchos exámenes. Yo nunca copié. No tuve ni el arte ni la necesidad de hacerlo. Quizás los más complicados eran de matemática y de Geografía, con aquellos mapas mudos a rellenar. Había un diario donde se ponían las notas de intervención y las mensuales. Yo no tuve dificultad en aprobar las asignaturas. A fin de curso recibimos las notas y con todo aprobado me fui con tranquilidad a mi casa. Como final de curso, como ya he dicho, hubo una procesión religiosa con el Padre Granda y una sesión extraordinaria de cine.

2.14. Secretaría

La secretaría estaba en la planta baja. Como tenía que pagar cada mes la mensualidad, ese día debía de ir corriendo a la salida del recreo para ponerme en la cola que era larga y pagar antes de que terminase el recreo. Había varias señoritas y el jefe era el Sr. Soto, que tenía una secretaria que me parecía bastante guapa y atractiva, rubia y con falda tubo, con caderas anchas, y a la que miraba de reojo siempre que me era posible. Muro tenía su garita de cristales en el vestíbulo. Los bedeles tenían un uniforme azul.

Nos dieron al final de curso el libro de Calificación Escolar donde llevaríamos los resultados de todo el bachillerato. Era azul, entelado. Las asignaturas se imprimían con un tampón y las notas se ponían a mano. Ver todo aprobado y con buenas notas me causó gran satisfacción. Tenía miedo a la geografía, pues era con mapas mudos y se decía que D. Francisco suspendía a todo el que podía para que en verano fuese a recuperar a su academia. A ella me referiré en el capítulo dedicado a Tercero.

También teníamos un carnet, de color marrón,  con el escudo del Ramiro y una foto. Tenía unas hojitas con lemas y consignas escritas, como Dios te quiere bueno, la Patria abnegado, etc, como el que viene a continuación:





Aquí está el libro de calificación para todo el bachiller.

Hoja de examen:


2.15. Compañeros.

Creo que si no me falla la memoria la lista de 1º era así:

Abellán, Acosta, Alcaide, Aparicio, Aranda, Arenas, Beberide, Bergia, Casas, Cerdán, Cruz (fallecido), Córdoba, Duplá,  García-Fojeda, Fernández-Valmayor, Guevara de Bonis, González Capitel, Gonzalez Juliá (Javi), Heredero, Iradier (Fallecido), Iturralde, Idiazábal (Agustín y José Angel), López García, Marsá, Martínez Martín, Melendo, Menchén, Ortiz Blasco, Ortiz López, Palacín, Peiro, Pérez Jáuregui, Picón, Portolés, Piernavieja, Pombo, Quesada, Quiñones, Ramos, Rincón, Rosas, Sainz, Santos, Schleicher (Kurt), Sevilla, Sias y Capa.

Hubo más compañeros, pero quizás estaban un curso y ya desaparecían. Estos más o menos fueron estables, salvo cuando en 2º a los de inglés se les quitó de clase y se mandaron a otro grupo. También vinieron más tarde: Guédez (solo 2º), López Alonso (Fallecido), Troyano, Izquierdo, Abellanas, Bragado, Senra, Juez, Molinero, Notario, Echagüe, Recio, Alonso Vega, Morcillo, Ojeda. Portolés había venido en el último curso de la Preparatoria, pero se integró rápidamente.

Estuve prácticamente los 7 años entre Ramos y Rosas, por lo que guardo buenos recuerdos de ellos. Ramos vivía en la calle Nieremberg, y su padre tenía un 600 y Rosas en la calle Castelló, su padre era abogado, y alguna vez fui a su casa, y recuerdo a sus hermanas, muy monas por cierto.
De otros grupos recuerdo a Bufalá, Bravo, Alcoba, Bretón Dellmans y a los hermanos Plata.

2.16. Mi primer encuentro con el Padre Mindán



Me encontraba en el recreo tirando piedrecitas por la trampilla de la carbonera situada debajo de la cafetería de profesores, cuando apareció el Padre Mindán (apodado El Cuervo y con fama de muy mal genio, y al que conocíamos por oficiar la misa del lunes) quien, agarrándome por el cuello del jersey, me increpó muy duramente preguntándome con aspereza que por qué estaba tirando piedras. Yo le contesté que para medir la profundidad del depósito. Me dijo “¿Cómo? “ y le respondí “Pues Padre, trato de escuchar el ruido que hace la piedra al caer y con el segundero de mi reloj veo el tiempo y calculo la profundidad”. Le debió parecer una respuesta avanzada para un niño de diez años y me dejó no sin amenazarme que si lo repetía iría a la Jefatura de Estudios sin remedio. 

Desde entonces me inspiraba miedo, hasta sexto de bachiller donde cambié de opinión drásticamente. Me llamaba la atención que en invierno llevaba un abrigo con cuello de piel siempre; alguno de los cuellos me pareció que era de Astrakán.

Posteriormente he oído muchas leyendas urbanas sobre él, que no se basan en ninguna prueba real sino que son meras especulaciones. Murió a los 103 años, habiendo trabajado como emérito hasta los 89.

2.17. El Estudiantes









Es imposible concebir el Ramiro sin el Estudiantes. El equipo de baloncesto donde tan buenos deportistas se formaron también marcaba a los alumnos que estábamos allí estudiando. A los buenos deportistas les permitió desarrollar sus cualidades de forma especial, pues puede que en otros sitios no les hubiese sido posible. A los malos nos permitió apoyarlos como hinchada.

Era el deporte rey del instituto. Y se le daba cobertura por todos los medios.

Inicialmente empeño personal de D. Antonio, que con la escasez de medios de entonces lo lanzó con ayuda del profesorado (Sr Hermida que yo recuerde era directivo). De entonces recordamos bien a Abreu, Polifemo, Arroyo, Ramos I y otros.



 
Fue fundado en el año 1948. En el curso 1947-48, un grupo de alumnos del Instituto Ramiro de Maeztu inscribió en la Federación Castellana de baloncesto un equipo con el nombre "Ramiro de Maeztu" en tercera división. Un año más tarde, en el curso 1948-49, se constituyó formalmente el "Estudiantes", bajo los auspicios y el apoyo decisivo de Antonio Magariños, catedrático y jefe de estudios del Instituto, y se inscribieron con ese nombre dos equipos. D. Antonio Magariños fue el primer presidente del club.

Jugando en las canchas de dicho instituto, con gran número de equipos de todas las categorías desde alevines a juniors, la cantera del club ha dado como fruto durante toda su historia muchos grandes jugadores y entrenadores del baloncesto español. Entre los jugadores se puede mencionar a Fernando Martín, Alberto Herreros, Carlos Jiménez, Felipe Reyes, Sergio Rodríguez, Antonio Díaz-Miguel, Aíto García Reneses, Jesús Codina, Vicente Ramos, Juan Antonio Martínez Arroyo, Gonzalo Sagi-Vela, Vicente Gil o Nacho Azofra. Entre los entrenadores puede citarse a José Vicente Hernández (más conocido como Pepu Hernández) además de los ya citados Antonio Díaz-Miguel y Aíto García Reneses. Estos tres entrenadores han sido los seleccionadores de la selección española de baloncesto bajo cuya dirección ésta ha conseguido sus tres mayores logros internacionales (un Campeonato del Mundo y dos medallas de plata en Olimpiadas).

En la temporada 1947/48 Estudiantes queda subcampeón de Tercera División de Castilla y asciende a la Segunda categoría. En la temporada 1948/49 asciende de Segunda a Primera y en la 1949/50 alcanza la máxima categoría existente entonces. La primera liga española de baloncesto, organizada por la Federación Española de Baloncesto, se disputó en el año 1957 con seis equipos: Aismalibar, FC Barcelona, Estudiantes, Juventud de Badalona, Orillo Verde de Sabadell y Real Madrid. El Real Madrid y el Estudiantes participaron como primero y segundo del Campeonato de Castilla. Estudiantes es uno de los tres únicos clubes españoles que han mantenido la máxima categoría en competición española.

Los partidos profesionales, eran en el recinto denominado “La Nevera”, por el frío que se pasaba aunque estaba cubierto (Se ve al fondo de la foto a la izquierda).

Vicente Ramos, de nuestra promoción fue un gran deportista de élite, que marcó época en el baloncesto nacional e internacional, y siempre le recordábamos en sus éxitos, especialmente yo, que le tuve  11 años de compañero de “al lado” y ya le consideraba como de mi familia, dadas las horas que pasamos juntos. Una persona muy brillante y con una gran humanidad.

Aito García Reneses, que ha ocupado él solo 40 años de historia del baloncesto español, también es de nuestra promoción, y para nosotros es un gran orgullo.

Pablo Bergia, otro fenómeno del baloncesto es del 64. No se puede pedir más.

Para los modestos aficionadillos había varios campos al aire libre, siempre repletos en los recreos.


En la foto se ven los campos como eran en los años 50-60, con las clases del instituto al fondo y debajo el patio de columnas, utilizado en el mal tiempo.

 


En la foto un servidor, mi hermano (también alumno del Ramiro) y nuestros primos dispuestos a echar un partidillo de principiantes.

2.18. Internados

No nos contaban entonces (por lo que hubimos de enterarnos mucho más tarde), que en otros tiempos hubo una residencia de estudiantes en las cercanías del instituto, donde estuvieron Dalí, García Lorca y otros genios y que en nuestro tiempo los edificios que aquello ocupó, tenían muy diferente uso al original. El Régimen lo olvidaba. Para nosotros había tres edificios que creíamos siempre se dedicaron a la misma función: La residencia del Consejo y dos internados

El primer internado era El Hispano Marroquí, destinado a los hijos de los notables del protectorado de Marruecos, que estudiaban en el Instituto. El edificio se llamaba “El trasatlántico” y fue parte de la residencia de estudiantes anterior a la Guerra. Tenía unos bellos frisos terminados en cerámica. Y el segundo denominado internado Generalísimo Franco, para españoles en general no residentes en Madrid, también fue parte del complejo. Era un edificio mucho más corriente. Tenían unos servicios médicos donde nos reconocían periódicamente, nos vacunaban y nos hacían un carnet sanitario, un cartoncito blanco con nuestras características y el control de las vacunas. Había hasta aparato de Rayos X. Muy bien equipado para la época con una amables enfermeras. Servía de enfermería y atención médica a los alumnos de los internados.

La enfermera jefe, era Paca, apodada Paca la Vaca, por su dureza en curarnos las heridas. Fornida, con bata blanca y fuertes delanteras. De edad indefinida.
 
El tercer edificio era la residencia del Consejo propiamente dicha a la cual no teníamos acceso. Kurt recuerda un día que al jugar al rescate en la zona de la Cruz se dio un cabezazo con Víctor Martínez y éste tuvo que visitar la enfermería, dejando preocupado a Kurt, que en su vida había pasado por allí y estaba impresionado.



2.19 Procesión

En fin de curso (mayo), coincidiendo con el mes de la Virgen se hacía una procesión, presidida por el Padre Granda, por todo el recinto del Ramiro, terminando en la imagen de la Virgen que había al lado de una escalera de acceso al CSIC, donde se cantaba la salve. Era una ceremonia muy solemne, acorde con la estética católica de la época y cuando paso por las cercanías de la estatua que aún existe hoy siempre la recuerdo.




A continuación incluyo la foto de 1º F, que existía, aunque desde el A pareciese un curso lejano, y naturalmente, con el famoso Gabaldón a la cabeza, al que luego dedicaré unas líneas, pues las merece.




CAPITULO 3

El Instituto segundo curso (58-59)

3.1.  Vuelta a clase

Tras un largo y aburrido verano, en octubre del 58, una vez hecha la correspondiente matrícula, regresábamos al Instituto ya a segundo curso, como veteranos en el Insti.

En 2º los profesores del grupo A fueron:

Matemáticas Sr Navarro (no confundir con otros Navarro). Profesor eficaz en la misma línea del Sr. Galán. Recuerda Antón G. Capitel que quiso examinarle para una posible Matrícula de Honor, pero no fue al examen y no se la dio.

Lengua: Sr. Herrero. También continuó la línea del Sr. Navarro, con un cuaderno-diario como base de trabajo.

Geografía universal: Sra. Piñeiro (Primero estuvo la Sra. Zamorano hasta que se casó).

Formación Espíritu Nacional: Camarada Giraldo, en línea continuista con primero, más del mismo catecismo de Falange.

Religión: Padre Gabino, cuyas premisas eran compra mi libro, estudia hoy la lección de mañana y estate atento a la liturgia

Educación Física: Sr. Pepín

Dibujo: Sr. Ayala

Lengua Moderna.

Aquí empezaron las dificultades, pues había tres posibles elecciones

Francés, la elección más común. Sra. Mª de los Ángeles Bueno. Era catedrática en Guadalajara y nos daba unas clases bastante malas, donde poco se aprendía y por supuesto nada que ver con las de la Sra. Morales en la Prepa. Era una Sra. poco amable, y vestía de luto. Había una Madame Ruby (Alicia Ruby Porlier), gordita y desaliñada, que no parecía francesa y daba clase en algún grupo diferente al A.

Inglés: Parece que no había profesor. Al final pusieron a una cubana bastante mona y atractiva (puede que fuese su nombre Mª Luisa Serigná). Esta chica vivía en una residencia femenina en El Viso y venía a dar las clases andando. Salía con un chico de Preu, cuyo nombre no recuerdo y nos tenía un poco embobados, por su aspecto exótico y por venir de otro país. Más de uno soñó con ella alguna noche y quizás también más de uno se pasó a inglés por ella. Ildefonso recuerda haberla ayudado a llevar libros a su residencia y hasta que le mandó una postal desde Roma.

Alemán y Francés a la vez: Poca gente escogió esta opción (Kurt sí, por supuesto, ya que quería aprender también gramática de su propia lengua nativa). D. Domingo se ocupaba de estas clases, junto con una joven, rubia, alta y también guapa y super simpática (Carmina Ortiz) ¡vaya rubia!….. Creo que poco Alemán aprendían los alumnos. Ignacio Casas recuerda que el casi no sabía nada y tuvo que ir años más tarde a una academia, para saber algo. Pero nunca suspendió a nadie D. Domingo, era un buenazo.

Básicamente todo era igual a lo descrito en primero en cuanto a organización y disciplina.  La Sra. Piñeiro era muy liosa pues su asignatura era muy amplia, Geografía Universal. Creo que vino a sustituir a otra profesora, Sra. Zamorano, que se fue porque se casó y fue una pena pues era muy buena profesora. La sustituta fue un desastre, salimos perdiendo. Las clases de francés eran malas y yo no aprendía nada. Matemáticas bien, con el texto de Baratech y Navarro muy pedagógico. Quebrados, pruebas de la división y reglas de tres (directa e inversa), con algo de geometría eran el curso, del que obtuve un notable. Lengua: texto de Jose Manuel Blecua y profesor Sr. Herrero, muy delgado. El padre Gabino seguía con su libro del Nuevo testamento y su aire socarrón. El dibujo artístico con el Sr. Ayala, que tenía un Seat 1.400 C y era pequeño de estatura. También hacía bonitos recortables, pajaritas de papel y otras manualidades. Tenía un hijo en otro curso. 

Giraldo con su catecismo nacionalista y los campamentos. (España es una Unidad de Destino en lo Universal o Amamos a España porque no nos gusta, eran sentencias crípticas de aquel catecismo nacionalista).

Recuerdo que me empezaban ya a gustar las mujeres y las fotos más o menos excitantes que circulaban por clase. Creo que aquel Guédez (era 2 años mayor y  que estuvo un año en clase) era el que más tenía y había cola para que nos las dejase ver. Tenía también una colección de preservativos y contaba con todo lujo de detalles cómo se realizaban los actos sexuales ante el asombro del colectivo que le oía embobado.

Recuerdo que el libro del Padre Gabino en cada lección tenía un apartado denominado casuística, y me gustaba hacerle preguntas capciosas, preguntado “¿El sacerdote hace voto de pobreza?”. “Sí claro”. “Entonces, ¿por qué el Padre Mindán tiene un seat seiscientos y no lo vende y da el dinero a los pobres?.  Respuesta: “es que para él es un elemento de trabajo”.-  Y otra: “Padre, ¿es necesario administrar el bautismo por cualquier seglar en caso grave de peligro de muerte?”. “Si.”  “Bueno, estamos en el desierto con un niño sin bautizar y vamos a morir todos de sed; sólo le puedo bautizar con mi propio pis, ¿Podría hacerlo?”. Respuesta (ya desesperado y mirándome de mala manera): “¡Ese caso no se te va a dar nunca!”. Y solo le faltó mandarme a hacer puñetas.

García Fojeda seguía entusiasmado con Marisol, no hablaba más que de ella y su película que yo nunca vi.

La foto oficial, de segundo A, donde faltan muchos compañeros de clase, es esta:


Nos recomendaban venir ese día bien vestidos y bien peinados.

La excursión de primavera fue a El Escorial con la Sra. Piñeiro Peleteiro, que era la delegada.

Jugamos mucho en el prado en que comimos. Antes habíamos visto el Monasterio.


Este curso fue anodino, ningún profesor me impresionó mucho y las notas finales fueron un poco más flojas que en primero, pero tampoco me dieron ninguna sorpresa.

Como travesuras recuerdo que seguíamos tirando piedras al canalillo (nadie cree hoy que alguien pasase por allí) y menos que hubiese cuevas practicables. El vigilante nos perseguía y recuerdo los petardos y las bombas fétidas que tirábamos cuando la cantina de Pedro estaba abarrotada. 

Desde la tribuna del campo de fútbol, a veces también  tirábamos piedras a los coches que pasaban por la calle de Vitrubio; un día, en un taxi sonó muchísimo el golpe de la pedrada y vimos que el taxista venía a por nosotros hecho un basilisco y nos escondimos en el maloliente servicio del foso, hasta que se fue. Menudo susto.

Decíamos piropos a las niñas de la residencia de Auxiliares de Investigación del CSIC, que se asomaban a la ventana a mirarnos con sonrisas beatíficas.

Con tubos de puros preparábamos cohetes utilizando azufre y clorato, que nos vendían sin ningún problema.

Ya recuerdo que Iturralde y alguno más fumaban regularmente. Probé algún bisonte y me ardía el pecho y se me quedaban los dedos amarillos.

En deporte seguíamos con los partidos de fútbol para los que no éramos buenos en baloncesto; también empecé al frontón con Picón, al que tampoco gustaban ni fútbol, ni baloncesto.

Además de la gimnasia de Pepín, una vez (de vez en cuando) íbamos al gimnasio cubierto, con un profesor que no recuerdo su nombre y que nos llamaba de Vd. y nos colgaba de las espalderas diciendo que echaríamos chepa pronto si no lo hacíamos.

Me gustaba mucho el salto de aparatos (potro, caballo y combinados), no así el plinto, pues me hice daño en las cervicales una vez al dar la voltereta y no fui capaz de dar la vuelta en el aire como hacía Rosas que era mi envidia (salto del ángel creo que se llamaba). Era un saltador sensacional, parecía volar. Posteriormente en 5º Gómez Lobo también saltaba de maravilla.

Aún seguía utilizando para ir al Ramiro con mi hermano pequeño, el coche 5 (fue el último año). Yo quería ya ir en tranvía desde Cuatro Caminos donde vivíamos.

Educadores

Para ayudar a D. Antonio que se iba haciendo viejo y enfermó del corazón, pusieron a unos educadores que vigilaban nuestro comportamiento. Los que recuerdo son el Sr. Moreno (apodado el sastre, pues siempre iba a tomar medidas), bastante agradable y a Gabaldón (el primer educador que vino) un extraño individuo, siempre con una gabardina, con tipo policiaco, pues parecía un inspector de la brigada social, que protegía a Guedez (que era un personaje que persuadía a cualquiera por la fuerza ya que era corpulento y de rudos modales y mucho más mayor que nosotros). Gabaldón era un chuleta descarado, que de educador y educado poco tenía, y que hacía desmerecer la labor de D. Antonio. Intentó hacer lo mismo que D. Antonio mirando el reloj, y ante su impotencia nadie se callaba, lo que le enfurecía. Terminó regentando una fábrica de chocolates, según me han dicho.

Estaba además el Sr. Real, calvete y con gafillas, más tratable que Gabaldón. Se le apodaba bigotini, por tener bigote.
 
Más tarde vendría Carlos Cano, también bastante chulillo y que terminó casándose con una sobrina del director, D. Luis (Reyes, muy guapa, hija del Censor Mayor del Reino) y teniendo un montón de hijos. Aquí le vemos junto al Padre Gabino. 


A veces nos hacían usar la sala de la foto para exámenes conjuntos de varios grupos. Estaba situada en las cercanías del cine-teatro (En ella haríamos más tarde la famosa Reválida de 4º). 


La tómbola y el partido profesores-alumnos

En la festividad de Santo Tomás de Aquino, además de actos académicos, película extraordinaria y otras actividades había el partido profesores-alumnos, como ya he indicado. Por los profesores jugaban siempre Pepín y el Sr. Moneo (portero), arbitraba D. Pedro Dellmans. Era muy divertido. Jamás me perdía uno.

Había una tómbola con los regalos que íbamos aportando todos, y que servía para ayudar a los de preu en su viaje a Roma.

Los regalos para la tómbola los recogía el propio D. Antonio según entrábamos a clase.

El día de Santo Tomás comprábamos papeletas a ver si nos tocaba alguna cosilla. Cuando llegamos nosotros a Preu, ya se había perdido esta tradición, al dejar D. Antonio la dirección de estudios.



El cine de los domingos.

Los mayorzotes de Preu, preparaban muchos domingos sesiones de cine de pago, una matutina de una sola película y otra por la tarde, programa doble. Valían creo recordar 4 pesetas. Como yo era muy aficionado al cine vi películas como Historias de la Radio, Amanecer en Puerta Oscura, El puente sobre el río Kwai, La ley del silencio…. Vendían a 5 pts las coca-colas y a 2 pts. Las patatas fritas. La coca-cola creo que la tomé por primera vez en mi vida (y no me gustó) en una de esas sesiones. No recuerdo, como dice José Luís Cerdán, que la regalasen nunca. Si regalaban a veces chocolatinas Nestlé para que te aficionases a los cromos (Las maravillas del Universo). Unas pequeñas chocolatinas rojas.

Siempre me encantó el cine-teatro. Sus butacas rojas, bien cuidadas, su escenario, sus cortinajes rojos, su patio de butacas, su araña de cristal, su pantalla. Tantas películas, ilusiones y actos que vivimos en él y que llenarían folios y folios.

Y  chupito seguía de acomodador.



CAPITULO 4

Tercero de Bachiller (1959-1960)

Este curso representaba un cambio sustancial con 2º, el más soso de todo el bachiller para mí. Las materias se tornaban más interesantes, ya no éramos lo más pequeños y pisábamos más fuerte en el Insti.

4.1. Profesores.

Los profesores que tuvimos aquel curso fueron los siguientes:

Latín: Sr. Brañas. Delegado y apodado “El Viejo”, pues aparentaba probablemente una vejez prematura. Probablemente ex seminarista y con un fuerte acento gallego, regentaba también, junto con D. Antonio, el Internado Generalísimo Franco, pues era soltero. El texto válido para 3º y 4º era el “Ludus Latinus”, de dos gruesos y desagradables tomos (Gramática y traducciones) de color gris y el diccionario SPES

Matemáticas: Sra. Pisón. Bajita y un poco redicha. Seguía al pie de la letra el texto de Baratech.

Ciencias Naturales. La Srta. Alcedo (Dª Mª de los Desamparados de Alcedo), más conocida por “La Bichos”, inefable solterona que nos hablaba de animales, plantas, geología y un montón de cosas, con base en el texto del Ybarra y Cabetas. Mucho nos mandaba callar, pues no parábamos en su clase.

Idioma. Aquí me refiero al Francés que intentaba practicar. Sr. Matilla, no sé de donde era, pero seguía al pie de la letra el libro de texto que creo era de Querol (catedrático), ilustrado por Frutos Aragoneses, un profesor de dibujo bastante bueno, con un poco de chepa. Seguía el Inglés con la misma Sta. cubana y el Alemán de D. Domingo y Carmina, igual de guapa.

Religión, con el Padre Gabino de nuevo y su texto, Historia de la Iglesia.

Dibujo Técnico: Sr. Palomares. El hombre estaba ya muy cascado. Había que usar tiralíneas, tinta china, compás, borrones por doquier.

FEN. Nos quitaron aquellos horribles catecismos de Falange y nos pusieron un libro de lectura de Sánchez Silva “Luiso”. No era una maravilla, pero entretenía. Hasta se hizo una película de él (María Matricula de Bilbao). No recuerdo al profesor, puede que aún fuese Giraldo.

Educación Física. Sr. Bengoa. Creo que era teniente o capitán, muy campechano. Mucha tabla, mucho a cubrirse y manos a las clavículas.

4.2. La clase

Me referiré al grupo A, pues de los otros desconozco casi todo, pido excusas por ello.

Estaba en el segundo piso y era similar a todas, las anteriores, si acaso unos pupitres un poco más grandes. Daba bastante sol. La parte trasera era de corcho, y poníamos nuestros trabajos con chinchetas en ella.

Se les daba un nombre, y Brañas, supongo que para hacer la pelota a su Jefe D. Antonio, la puso de nombre Cobeña, pueblo donde veraneaba D. Antonio y sus hijos; no sé si él era oriundo del lugar. Como no había Internet, debíamos esforzarnos en encontrar información de Cobeña y ponerla en la pared de Corcho. (Lo gracioso es encima la similitud de coba con Cobeña…).  Creo que González Capitel que dibujaba muy bien hizo un cartel artístico poniendo Cobeña con letras artísticas y colorcitos.

4.3. Alumnos.

En este curso contamos con una foto, por lo que todos los alumnos están identificados. Comenzamos José Luis Cerdán Kurt y yo mismo la labor y a día de hoy ya hay versiones de la foto que incluyen todos los nombres. Yo aparezco en la última fila junto a mi amigo Carlos Iradier. 
Entonces era el más alto de la clase, lo que no me gustaba nada, pues creían que era repetidor (horrible palabra para mí).

Nesprall Baragaño (con su corbata de paño) de 5º curso era el jefe-cuidador que nos puso Brañas y que vivía en el internado.

No sé si Guedez seguía aún en nuestra clase. En la foto desde luego no aparece. Está Juez Martín, que era pequeñito, que creo que al año siguiente se fue. Palacín creo que ya no estaba, afortunadamente.



4.4. Asignaturas.

A mí se me atravesó desde el primer momento el Latín. No sé si la pedagogía de Brañas era la culpable, o el tema no me interesaba o era mi propia incapacidad, puede que todo junto. Me parecía un bodrio. Por primera vez en mi vida me empecé a imaginar un suspenso con gran horror.

Las matemáticas me eran fáciles, aunque era muy irregular, pues igual sacaba un 10 que un 5 en las notas mensuales viendo el diario. Como se me daban bien la Sra. Pisón creía que copiaba y me vigilaba en los exámenes. Hasta que un día me llamó y me dijo que como aplicaba una ecuación de segundo grado que aún no habíamos dado. Le dije y era verdad que lo había leído en un libro de mi padre que era profesor. Y me tuvo que cascar otro 10.
 
Las Ciencias Naturales eran un compendio de todo. La pobre Sra. Alcedo tenía gran paciencia y cuando se enfadaba nos llamaba de usted. Hablábamos mucho. Realmente me enseñó rudimentos de Química, pisamos un laboratorio por primera vez y me despertó muchas inquietudes sobre el origen de la Tierra. Guardo buen recuerdo de ella y siento lo que la hiciéramos rabiar. 


Nos llevó a visitar el Museo de Ciencias Naturales.  Aunque ya una vez nos había llevado D. Luis, no recordaba yo bien ese museo. Mi primera visión fue de de un espacio gigantesco y misterioso repleto de vitrinas en las que se exponían cientos de animales disecados, esqueletos reconstruidos, réptiles y anfibios decolorados conservados en formol dentro de frascos de cristal, colecciones de mariposas e insectos de todos los tamaños atravesados con alfileres, fósiles y  minerales guardados en cajas con divisiones para cada pieza, láminas con grabados de plantas y muchas más cosas. Aquello era un auténtico maremágnum de  Botánica, Mineralogía y Zoología hasta el punto de abrumar, más aún los ojos de un niño. Cercano al Instituto era su emplazamiento. Me gustaron las aves disecadas por Benedito, los minerales, el elefante, los macacos… De todo tomábamos notas para hacer después un trabajo-resumen de la visita.

Luego presentando el carnet del Ramiro te dejaban entrar gratis y fui muchas veces por mi cuenta. Era el primer museo que visitaba con una cierta profundidad y donde encontraba cosas interesantes, no solo para los trabajos que nos ponía la Sra. Salcedo en la asignatura.


El museo era una parte de una edificación realizada a finales del siglo XIX para palacio de las Ciencias y las artes, según creo, cuando aquello se denominaba Altos del Hipódromo. La otra parte la ocupaba la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, que dividía en dos el museo, ya que a la derecha estaba la parte de animales antediluvianos.

El elefante era espectacular. Rezaba el cartel elefante africano. Un auténtico alarde de taxidermia, que a mi particularmente me impresionó mucho.

La Sra. Alcedo nos repasaría en 4º un poco las Ciencias para la Reválida.



El Sr. Matilla (francés) no era lo que se dice un buen profesor, pero era agradable y simpático, contaba chistes y hacía reír. Recuerdo una traducción sobre un ornitorrinco y yo incluí un dibujo, pues era un bicho que me hacía gracia de Ciencias Naturales. Me dijo “la nota es por la traducción, no es por el dibujo”.

Dibujo lineal. Se me daba bastante bien, pero de vez en cuando me caía un borrón. Y eso junto con que se me moviese un cartabón, me estropeaba láminas que había que repetir. ¡Cuánto me manché de aquellos horribles tinteritos marca Pelikan, de tinta china!. El Sr. Palomares el pobre un bendito como le tomábamos el poco pelo que tenía. Me dio sobresaliente.

En Religión nos metíamos mucho con los protestantes. Recuerdo que a Kurt y a Aparicio les molestaba. Yo les dije un día que Lutero (hay que ver la foto que tenía el libro de religión de este personaje, donde aparece con una cara diabólica y gruesos mofletes) se murió de gordo, de tanto comer (apoplejía ponía el texto de Gabino) y se ofendieron mucho.

La lectura de Luiso, en FEN era relativamente amena. Un niño que su padre era marino del María, matrícula de Santander, como repetía machaconamente el texto. (En la película cambió a Bilbao). Era el nombre de su madre. Sensiblero y un tanto rollo.    

La educación física a cargo de Bengoa muy simpático. Yo seguía siendo malo en los deportes base, fútbol y baloncesto. Practicaba como he dicho los saltos de aparatos y me maravillaba Juan Antonio Rosas con sus acrobacias.

4.5. Travesuras.

Recuerdo, que además del típico fumeteo, hicimos dos bastante fuertes.

La primera es que Ortiz Blasco, cuyo padre era comandante, trajo unas balas de fusil por su tamaño. Creíamos que eran de mentira. Las golpeamos, y como no estallaban hicimos en los desmontes, de detrás del Ramiro, una hoguera, las pusimos en el fuego y milagrosamente no se dispararon. Estábamos mirando expectantes muy pegados al fuego, sin intuir peligro. Al final decidimos que eran falsas y que Juan Miguel nos había engañado. Quiñones se llevó una a su casa y machacándola explotó y rompió una baldosa del suelo. Vino su madre indignada y nosotros bien escondiditos no sabíamos nada de nada.

La segunda fue hacer pólvora casera e ir a la caseta de nuestro enemigo el guarda del canalillo. La pusimos allí, prendimos fuego y empezó a arder toda la caseta. Huimos despavoridos. Luego buscaban a los culpables del incendio de la caseta. Por suerte no nos pillaron.

La última incidencia ocurrió el último sábado del curso, que fuimos por la tarde a ver una película. Como teníamos tiempo, nos fuimos a las cercanías de la Plaza de la República Argentina Iradier, Quiñones y yo mismo. Había unos chalets semi derruidos y abandonados y entramos en ellos. Para entretenernos tirábamos piedras a unas claraboyas de cristal y me cayó encima un cristal que me hizo en una mano una herida que no cesaba de sangrar cuya señal aún tengo. No sabíamos que hace y a mí se me ocurrió ir corriendo al servicio médico del internado Generalísimo Franco. Allí me curó la enfermera Dª Paca (La Vaca) (estaba un sábado por la tarde)  y me pregunto que como me había hecho aquello. Yo dije que jugando al clavo me lo había clavado… Qué alivio, pues pensé que iba a morir desangrado.

4.6. La OJE

Si te hacías de la OJE, podías entrar en una sala con futbolines que había al lado de la cafetería de profesores. Yo quería hacerme, pues además te daba derecho a ir a los campamentos, pero mis padres no quisieron nunca, así que me quedé con las ganas. Más tarde un compañero falangista Naranjo, que estuvo un curso con nosotros, nos animaba a apuntarnos.

4.7. Petra

La Sra. de la limpieza, que atendía la cafetería de profesores, se llamaba Petra. No recuerdo si vivía en el Ramiro. Era muy amiga de Iñaki de las Casas y con él fui muchas veces a verla a la hora del recreo y ya me conocía por mi nombre. Simpática mujer, que tenía todas las llaves del instituto, y era una institución con su bata gris y sus gafas.  Nos contaba anécdotas del profesorado. Yo la apreciaba, siempre estaba sonriente y contenta. Ya habrá fallecido, la pobre,  hace muchos años por desgracia.

Nos acompañaba al museo religioso donde algunos contábamos el dinero de las huchas de DOMUND en plena campaña y empaquetábamos las monedas para hacer cantidades redondas (5 pts. con monedas de 10 céntimos, etc.).

4.8. La excursión.

Fue con Brañas al campo. Fuimos a La Granja visitamos el palacio real, la fábrica de vidrio y las fuentes, comimos en la Boca del Asno nuestros bocatas, al lado del rio, nos escondimos en el bosque a fumar nuestro ”Bisonte”, y vimos pasar la vuelta ciclista a España bajando por las Siete Revueltas. Ese año participaba Bahamontes. Recuerdo que López García, que era bastante ocurrente,  dijo alguna tontería a un corredor (creo que se llamaba Menéndez del Equipo KAS), al subir un fuerte repecho, quien le dijo cabreado, “niño vete a tomar por culo y no me fastidies más”. Esto era más realista que nuestras carreras de chapas. Por la tarde a la vuelta a Madrid, pasamos  de nuevo por las fuentes para verlas funcionar.

 4.9. Sr. Agustín Brañas.





El Sr. Brañas pensaba seguir en 4º curso con nosotros. Pero sucedió el siguiente incidente bastante grave. Al desfilar delante de la estatua de Franco, en mayo recibimos de premio un balón de fútbol por ser los mejores. Este balón dijo Brañas que nos lo guardaba para el siguiente curso, pues el curso se terminaba. No gustó la idea y se echaron por todos lados en las cercanías del Internado papelitos acusándole de ladrón.

Él se enfureció mucho, y mandó a Nesprall que hiciera una lista de los culpables, en la cual estaba casi toda la clase.

Anteriormente en mi caso había dicho a mi padre que me aprobaría por no dejarme solo suspenso, pero que debía estudiar Latín en el verano, para la Reválida. Todo un alivio, pero tras el incidente, muy furioso me dijo de muy malas maneras que todo lo dicho a mi padre lo olvidase para siempre. “Cate seguro” pensé yo muy afligido.

Finalmente, a cambio del aprobado (un cinco raspado), nos hizo ir desde mediados del mes Mayo hasta Junio (el curso terminaba el 19 de mayo, pues tenían que examinarse los alumnos libres y de colegios privados) al internado a las 9 de la mañana a dar la lección, a cambio de este aprobado. Recuerdo a Guevara de Bonis en la misma situación, pero éramos bastantes más. Esto aumentó mi odio al Latín como es natural. Pero evitó el temido suspenso con el que El Viejo me amenazó casi todo el curso y que casi vi inevitable.

Anteriormente, fuimos mortificados con un examen extraordinario que consistía en una traducción inversa (de castellano al latín, cosa que no habíamos hecho durante el curso). A este tormento fuimos sometidos por Brañas cuando descubrió con ayuda de Nespral, por nuestra caligrafía, quiénes habíamos preparado los pasquines reclamando el balón que la clase había ganado, y que él nos había arrebatado con la excusa de que como era fin de curso lo guardáramos para el siguiente año, como ya he contado antes.

4.10. Otros recuerdos.

Señalar también que en nuestra memoria quedan: los partidos de fútbol imposibles en el foso con una pelota minúscula y las espinillas machacadas;  el "Tobas", Juanito García Reneses, hermano de Aito tocando el tambor mientras desfilábamos para entrar en clase; la sala de castigos, paralela al teatro, donde nos metían cuando nos castigaban sin recreo; la Señorita Serigna y su seiscientos; la casi imposibilidad de conseguir que Manolo Cavido te dejara un balón para echar un tres para tres; la gozada de acabar las clases en Mayo y estar jugando mientras los "libres" sufrían lo indecible con los exámenes; el inaccesible Observatorio en la cúpula que jamás conseguimos ver; los laboratorios, con tanto material para aquella época; el seiscientos del Sr. Pepín; el pito regalado a D. Antonio por suscripción popular (era de oro);  el canguelo, cuando Granda te elegía para ayudar a Misa; las actuaciones de "Dalton y sus moleculares", conjunto formado por Frade, Ballester, Cabanellas, Carsi y creo que M. Bufalá que utilizaban de “estrangis” el bajo de la sala de música. Todo ha quedado grabado en nuestras neuronas. Las hijas del director guapísimas pero mayores, Carmina rubia, guapa y simpática. Las vistas a nuestras compañeras femeninas del otro colegio de la calle de Serrano….

Al ya no ir en el coche 5, iba muchas veces andando con Iñaki, que vivía en Ríos Rosas, Juan Miguel, que vivía en Cristobal Bordiú y luego yo seguía solo hasta Cuatro Caminos, o bien con mi hermano cuando también dejó el autobús.

4.10. La academia de Vigueras

Este incidente es un poco marginal pero lo recojo aquí. Casi nadie de nuestra clase, creo, soportó el asistir a ese centro

Como el Sr. Brañas había dicho a mis padres que debía estudiar Latín en verano, ellos supieron de la academia propiedad de del Sr. Vigueras, el profesor de primero de Geografía, sita en la calle de los Reyes, cerca de la Plaza de España y contrataron para el mes de julio una clase de Latín. Yo iba por las tardes, ya que por la mañana iba al castigo de Brañas. No sé como siendo profesor del Ramiro le permitían tener ese negocio, pero siendo excombatiente de la división azul, cualquiera se lo negaba.

El sitio era tétrico. Creo que el profesor de Latín, sabía menos que yo. Un lugar insalubre lleno de repetidores mayorcísimos, donde solo se hablaba del sexo y sus diferentes prácticas, y de prácticas sexuales anormales, que me parecieron aberrantes y bochornosas. He de reconocer que para estar “a tono” con el personal tuve que ir al Rastro a comprar un bolígrafo que tenía una chica rubia y que al darle la vuelta se desnudaba.

A mí me tenían por el “listo” y resolvía los problemas de matemáticas de muchos.

Al salir nos metíamos por unos subterráneos de unas casas abandonadas, y un día casi no supimos salir.

Otros nos íbamos al Cinema X, que entonces no tenía el significado actual de porno, de la calle de San Bernardo a ver una película. Recuerdo “Simbad y la Princesa” y “La Túnica Sagrada”.   

Fue una experiencia nefasta aquella academia, por suerte tenía la formación y fortaleza suficiente para no caer en el vicio que allí se respiraba. Siempre compadecí a los que pasaban todo el curso metidos en aquel antro, y luego examinarse “por libres”, suspendiendo casi todos, y di gracias a Dios por tener nuestro Ramiro, que al curso siguiente me pareció más maravilloso.

En ese mes por supuesto nada que no supiese ya de latín aprendí.

El testimonio de nuestro compañero Rafael García Fojeda de la siniestra academia San Juan Evangelista, es el siguiente:

Yo Rafael, soy primo 2º, y además de compañero de promoción de José Manuel Sanz Sanz y Modesto Sanz López (fallecido en 1998). Tras suspender la Reválida de 4º en junio, Modesto y yo acudimos, creo que por la mañana, a esa academia llamada San Lucas Evangelista (c/ Reyes 5) en la que el Sr. Vigueras nos daba Latín además de Geografía. Recordareis el calor que hizo ese verano y más en aquel piso inmundo y maloliente sin ventilación, totalmente insalubre. No sé si os suena de aquel verano el apellido Blasco; era uno de los compañeros, que nunca estudiaba ni se sabía la lección; yo, en varias ocasiones, le oí al Sr. Vigueras decir: ¡Blasco, quítame el reloj! E, inmediatamente, le largaba un 'revés' a la cara de los que hacen época.

La letra con sangre entra.

 4.11.Campamentos de verano

A partir de 3º algunos iban a un campamento de la OJE que había por Cercedilla; se llamaba Juan de Austria y se localizaba en la Fuenfría.- Hacíamos caminatas por el camino Smith, que hoy aún existe.- El jefe de campamento era Giraldo, con sus gafas negras; no nos era muy simpático y cuenta Kurt que el último día de campamento –de madrugada-  bajaron la bandera de la Falange y subieron en su lugar su mochila.- Al parecer no le sentó nada bien, pero como al poco tiempo ya nos fuimos todos, ya no nos preocupó el tema.
 
En la foto adjunta, toda una primicia pues no hay ninguna fotografía de Giraldo. Se le ve en el mismo campamento de la Fuenfría en el verano del 64, con ocasión de una excursión (particular) a aquél lugar y con la sorpresa de encontrárnoslo, se supone que con algún grupo de niños de tercero de bachillerato.- En la parte central de la foto, aparte de Giraldo (con la mano en el bolsillo como siempre le recordamos), están Juan Miguel Velázquez y Kurt; éste le preguntó si se acordaba de lo de la mochila (4 o 5 años más tarde, naturalmente) y… ya no se enfadó.



CAPITULO 5

Curso cuarto (1960-61)

Este era un curso difícil. Siempre nos lo dijeron. Había Reválida, y eso era terrible. Repasar todos los cursos anteriores, cuando apenas sabias ya donde estaban los textos de otros años.

Por el tema del idioma creo que fuimos divididos, y muchos compañeros “de siempre”, pasaron a 4º F, sin que se sepan ya nunca que criterios se siguieron en la división.

Por tanto, yo contaré cómo vimos ese curso desde 4º A y José Luis Cerdán como lo vivió en 4º F.

5.1. Profesores (Grupo  A)

Idioma Francés: Sra Bueno. De nuevo esta Sra. de escasos conocimientos de francés. Éramos dos años mayores y se notaba. Bromeábamos mucho con ella, y se hacía la simpática. Pero a medio curso se fue a su cátedra de Guadalajara y apareció el Sr. Miñana, tipo curioso que había vivido en Francia y muy delgado, por lo que era apodado como “El sifilítico”. Él nos convencía de que sabíamos poquísimo francés y que deberíamos de ir a las clases particulares que daban su mujer y su hijo en su casa. Yo iba una vez por semana.

Matemáticas: Sra. Pisón. Sistemas de ecuaciones, y geometría eran la base del curso. Eficaz y machacona.

Lengua y Literatura Española: D. Basilio Palacios Calvo. Le conocía de la academia del Sr. Vigueras. Siempre poniendo copias a quien no hiciese las cosas bien. El libro era de José Manuel Blecua y tenía una historia de la literatura y una antología de textos. Aprendíamos métrica, estilos, comentario de textos. Guardo buen recuerdo de él siempre con las copias….

Historia Universal y de España. Se daba desde el Neolítico a la ONU. La titular era la Sra Utrilla, pero su marido Sr. Pavía daba parte del curso. Ella era una profesora normal, que daba unas clases correctas. El era  célebre por su frase “Porque el Ministro me dijo, Mira Pavía….”. Gran memorística, pero interesante la asignatura. Nunca supimos a que ministro se refería.

Física y Química, para mí la asignatura más interesante. La daba Dª Trinidad Jolín Buzo (Delegada de Curso), que se casó aquel año. Era andaluza con marcado acento, y un gracejo natural. A mí me gustaba la asignatura y en ella encontraba un especial encanto personal, y una atracción agradable, que aún hoy recuerdo. Me parecía mona, aunque no se pintaba tanto como otras, era delgada, estilizada, y no se vestía mal. Personalidad muy atractiva para mi entonces. El libro era de Mingarro y Alexandre. Sacaba buenas notas, y parece que algún compañero recuerda que me llamaba “plasta”. Yo sí me acuerdo de que cuando faltaba tiza, en lugar de llamar a Chupito decía siempre “Marsá tiza”, con acento andaluz. Parece que Marsá guardaba barras de tiza en una caja y era el proveedor oficial, mejor que chupito que las daba racionadas. Hay que señalar que hacíamos pedacitos pequeños de las barras de tiza para tirárnoslas en nuestras batallas particulares.

Latín. Sr. Gimeno. Era un buen hombre, bastante pesado, con una voz pastosa y que decía con frecuencia “Beocio, calamidad, te pongo un cero y terminamos antes”.. Seguíamos usando el “Ludus Latinus”, y el diccionario Spes. Realmente era una continuación de 3º. Pero le gustaba dictarnos reglas específicas, como el CUM Histórico, que anotábamos en una libreta. Luego hacía un examen (final), oral sobre estas notas. Yo salí voluntario el primero a ver si ya me lo quitaba de encima. Me puso un 5,2 que agradeceré toda la vida. Ya se terminaba el tormento del latín hasta la reválida.

Religión, con Gabino y su libro “El dogma católico”.

FEN. El libro se llamaba “El hombre y la Sociedad”. Lo daba el Sr. Cubero, curioso personaje, con estrabismo que repetía de memoria el texto (bastante pesado por cierto). Le gustaba mucho el capítulo titulado “Triple sentido de la vida humana; Individual, social e histórico”. Yo me lo aprendí de tal forma que aún hoy puedo recitarlo. El tema cayó en su examen y en el de la Reválida.

Educación física: Sr. Escribano Culebras, de nuevo.

El Sr. Benedito nos daba la clase de Música, que no puntuaba. Algo de solfeo y el coro del Instituto (Iniciación en la música, que continuaba hasta 6º).

5.2. El curso

Era denso, mucha materias y muchas de ellas nuevas completamente. Había que estudiar un poco más que antes.

La Física y Química la daba la Srta Jolín, como ya he dicho. Kurt le tuvo que preguntar cómo se llamaba, pues aquello fue intencionadamente (por una apuesta) para que dijese Jolín y ella sonriente le respondió hábilmente: “Me llamo Trini”, con una sonrisa muy agradable y pícara. Era una asignatura para mi muy bonita, tanto por el tema como por la profesora, y preguntaba bastante; quizás por eso me llamaban “plasta”; en el fondo a lo mejor era que me quería hacer notar ante ella por eso del flechazo, era una ilusión de adolescencia verla a diario… La parte de química tenía la formulación y las reacciones químicas. A los futuros de “letras” no solía gustarles nada. Yo me llevaba bien con ella. Se casó estando en el curso. Siempre pedía tiza a Marsá, cosa que me quedó muy grabada. Con ella aprendí la Física que me valió para la carrera, ya que con Sáez Melón (Catedrático) y Agapito (Adjunto) y El Cejas, que tuvimos la desgracia de padecer en los cursos siguientes no se aprendía nada.

Matemáticas con la Sta. Pisón, ya conocida de 3º, recuerdo de ella los sistemas de ecuaciones y la geometría. Creo que su hijo iba en el curso posterior al nuestro.

El Latín para mí seguía siendo un tormento, pese a no soportar ya a Brañas; Gimeno no era tampoco lo que se dice precisamente un profesor ameno. Pesado y reiterativo, su peculiar voz hacía que fuese muy imitada por todos nosotros. Creo que fumaba en boquilla y llevaba sombrero en invierno. Terminó de quitarme el poco gusto que pudiese tener por la asignatura.

En  Lengua y Literatura, Basilio, era machacón preparándonos para la famosa Reválida. La literatura era universal. Se daba de todo. Me gustaba la antología de textos, pues con mi afición a leer me complementaba mucho. La asignatura consiguió interesarme por los autores clásicos, cuyas ediciones compraba de segunda mano en la Cuesta de Moyano los domingos. Basilio tenía la manía de ponernos copias como a los niños pequeños, cuando hablábamos o cometíamos alguna falta. El comentario de textos y las métricas de poesía eran muy interesantes. Corría el siguiente verso por clase:

“Cuentan de Basilio un día
tan pobre y mísero estaba
que solo se sustentaba
de las copias que ponía.
Habrá otro, entre sí, decía
tan pobre y mísero como yo
Y, cuando el rostro volvió,
halló la respuesta viendo
a la Jolín suspendiendo
los pocos que él aprobó.”




La Historia se la repartían el matrimonio formado por Lucila Utrilla y el Sr. Pavía. Era muy densa, pues abarcaba todo y estimulaba la memorística. Pavía contaba anécdotas de sus conocimientos, como la del Ministro…, y nunca supimos de qué ministro hablaba y que confesiones le hizo.

FEN. Ya no tuvimos más al camarada Giraldo. Vino a darnos la asignatura Cubero, que tenía estrabismo, lo cual hacía que nos burlásemos de él.- Le llamábamos “óxido antimonioso”, por lo de Sb2O3 (o sea, ése ve dos o tres…). Explicaba, o más bien recitaba de memoria, el libro el Hombre y la Sociedad. Yo le hacía al hombre alguna preguntilla. Tenía la voz hueca. Su tema favorito “triple sentido de la vida humana”, lo puso en el examen final (hacía repescas hasta que por fin aprobaba todo el mundo) y en la Reválida. Yo me lo sabía de corrido, casi lo recuerdo aún hoy.

Educación Física, con el Sr. Escribano, sencillita y sin problemas.

Religión, un poco más “rollo” el Dogma Católico, pues era pura Teología.

Francés, era de repaso para la Reválida. Vino la Sra. Bueno un tiempo. Era más simpática que en 2º.  Pero al marcharse a su cátedra, para substituirla apareció el Sr. Miñana, un tipo que había vivido en Francia que nos llamaba de Vd. y que decía que no sabíamos nada, para que fuésemos a las clases particulares que en su casa daban su mujer y su hijo. Yo fui, era por la calle  Juan Bravo.

5.3. Los compañeros

Pocas altas y bajas había en este curso. Yo seguía con Rosas y Ramos a derecha e izquierda en la última fila. Delante estaban Nicolás y los dos Ortices. Piernavieja era muy chistoso y Kurt con su inseparable Sevilla muy traviesos ambos. Con Iñaki también hacia buenas migas y charlábamos bastante. Creo que los Idiazabal se fueron al terminar cuarto, pues no los recuerdo ya en quinto.

5.3.1. Orientación escolar.

Nos hacían una serie de pruebas para dar un resultado como el de la figura, indicando si debíamos de hacer ciencias o letras en 5º cuso. Un avance para la época del gabinete psicológico.


5.4. Los talleres

Los talleres eran un complemento muy interesante, que no existía en ningún Instituto, y que nos aportaba una idea básica de los oficios,  cosa importante para la vida. No conozco la historia de cómo se implementaron, pues cuando llegamos ya estaban todos preparados Pretendían, y de hecho lo lograron, entrenarnos manualmente y comprender la mecánica de los oficios comunes, que implicaban la utilización de tecnologías específicas.

Yo los agradecí mucho. Eran entonces todos de interés:

Aeromodelismo
Electricidad
Fotografía
Carpintería
Automovilismo
Metalotecnia
Imprenta
Encuadernación
Transmisiones.

Había habilitados unos recintos enfrente del teatro para tal fin, que tenían las herramientas, instalaciones y utensilios necesarios para cada actividad.



En 4º yo elegí el de encuadernación. Se daban las sesiones por las tardes al salir de clase, unas 2 horas dos veces por semana. Un señor mayor muy bondadoso, (Sr. Juan), dueño de un taller de encuadernación donde trabajaba día y noche, dejaba un rato su negocio y nos enseñaba con paciencia a encuadernar libros. Yo encuaderné 4, que aún conservo, uno de ellos El Príncipe Valiente. Debía ser de Santander, pues siempre me decía, Arche viene de la Montaña. Una idea muy buena aquella de los talleres.

Usábamos engrudo, papel paspartú, unos cartones para pastas y un sistema para tejer los cuadernillos que formaban el libro. El hombre tenía el aspecto bonachón de un artesano de la época con su boina y todo. Interesante todo el proceso que aprendimos y el interés que puso el Maestro en que nos fuésemos con los rudimentos de la profesión bien practicados. Era el Taller preferido por la mayoría de alumnos de cuarto. Fue una buena experiencia manual, muy de agradecer el poder aprender unos oficios manuales no teóricos.

5.5.De 6 a 9

Si  nos portábamos mal, éramos castigados a estudiar en un aula desde las 6 a las 9, vigilados por el Sr. D. Mateo Quirós. No se permitía hablar, e incluso salir al servicio costaba trabajo. Se leían el día antes la lista de los castigados, para que lo supieran, en la formación de después del recreo. Pocas veces fui castigado. Se salía de noche. 

5.6. Excursión
 
La excursión Fue a Segovia. Vimos el famoso Alcázar y la catedral y comimos en un campo donde podíamos jugar al fútbol. La Srta. Jolín nos acompañó por ser la delegada de curso,  así que yo muy contento… pues en el fondo me gustaba. Siempre nos trató bien y luego llegó a ser investigadora del CSIC.



Algunos alumnos del A, junto al acueducto en la excursión.

5.6. Preparación de la Reválida

La Reválida se nos presentaba como una dura prueba. Tenía dos partes, una que comprendía Matemáticas, Lengua y Latín, y otra que incluía el resto de asignaturas. Te podían preguntar de todo el bachiller. Para repasar, una vez que tuvimos las notas de cuarto curso, con todas las asignaturas aprobadas, se habilitaban unas clases especiales durante un mes, ya que el curso terminaba en mayo y la Reválida era a primeros de junio.

En ese mes con unos cuadernillos con temas y ejercicios de años pasados, hacíamos la preparación.

Agobiaba un poco tanta materia y tanto conocimiento ya olvidado. La frase típica era “De aquí a la Reválida”.

Yo repasé todo lo posible pero no las tenía todas conmigo.

Nos hacían mucho hincapié en no poner ningún nombre, señal o firma, pues los ejercicios eran anónimos en hojas numeradas, y si faltabas a las normas te invalidaban el ejercicio y suspenso por tanto.

Todos hicimos un gran esfuerzo por repasar.

Por tanto, eran clases tensas, dadas como repaso y casi siempre por la mañana.

5.7. Reválida

Por fin llegó el día. Muy nerviosos entramos en el enorme salón al lado del museo religioso, y nos sentamos en las mesas. Ya conocíamos el tribunal, que era de catedráticos de otros institutos. Debía empezar a la misma hora en toda España.

(Anécdota contada por Petra. Al presidente cuyo nombre no me termina de salir de las neuronas, que era bajito y calvo, se le rompió el pantalón y Petra se lo tuvo que coser)

Sé que lo pasé peor en el ejercicio de Latín que en los otros dos, pues era una traducción creo sobre la Guerra de las Galias. El ejercicio de matemáticas tenía dos problemas y 6 cuestiones y el de lengua un comentario de textos y 6 cuestiones.

No podíamos poner nombres ni señales, pues el ejercicio era anónimo, en folios sellados, y se nos identificaba por un número.

Salimos preocupados. Debíamos esperar a ver la nota, pues los que suspendían no pasaban al segundo ejercicio.

Todas las mañanas íbamos a secretaría a preguntar, hasta que un buen día salieron las notas. Respiré al ver mi aprobado. El segundo ejercicio se me antojaba más fácil.

Y así fue en efecto. Más relajado hice la lectura y traducción de Francés (un 8), La física y Química (un 7), Historia, y hasta los exámenes de FEN y Religión (creo que se hicieron un día diferente a parte).

Creo que a todos, al menos a los del A, nos aprobaron. No recuerdo ningún suspenso. Solo a Torralba Pina, que le eliminaron por poner el nombre.

Ese año mis padres me habían prometido un veraneo en la playa si aprobaba. 

5.8. 4º Visto desde el F (José Luis Cerdán Vallejo)

El primer día de clase: estábamos esperando la llegada del primer profesor, cuando apareció Brañas con el balón de la discordia, parecía que nos lo iba a estampar pero lo dejó en la mesa del profesor sin decir palabra.

Acto seguido apareció no sé si Dellmans o alguno de los cuidadores con una lista, fue leyendo y nos invitó a los nombrados a acompañarle con nuestros bártulos; parecía una saca de la postguerra.

Llegamos a un salón contiguo por la parte izquierda al patio de butacas del teatro, la volumetría era impresionante, techo altísimo y una superficie similar a la del teatro. Pronto se incorporaron compañeros de otros grupos que también habían escogido inglés como lengua extranjera.
Los desplazados lingüísticos del A, si mal no recuerdo, fuimos: Aranda, Arenas, Beberide, De Bergia, Cerdán, Duplá, López García, Portolés, Quesada y Quiñones. De otros cursos: Albert, Arroyo, Caso, Calpe, Notario, Schady……..

El aula de momento nos pareció muy divertida, estábamos fuera del paso de ronda de profesores y cuidadores. La mesa del profesor estaba encima de una tarima de 1 metro de alta, sin protección frontal, lo que hacía a las profesoras dar clase de pie, En el fondo de la parte trasera había un piano destartalado al que hicimos acortar su agonía. Los grandes ventanales daban al Oeste y las puestas de sol, en el Otoño, eran increíbles.

De los profesores solo me acuerdo de:

Repaso de latín: Sra. Cadahía, creo que novia de Basilio Palacios

Literatura: Basilio Palacios

Matemáticas: Una señora muy elegante que vivía en la plaza de Chamberí, cuyo nombre no recuerdo.

Inglés: la señora Stötter.

Música: Rafael Benedito (y su pito). (Era una asignatura optativa no obligatoria, donde nos contaban algo de solfeo y nos iniciaba en el coro del Instituto).

Historia: Julia López Gómez (Tutora)

Física y Química:…………?

Como éramos poco más que una veintena, estábamos bastante unidos. La primera gamberrada fue serrar la escalera para subir a la tarima, colocarla sin que se notara y esperar. El primer docente salió ileso de la ascensión pero el segundo estuvo a punto de dejarse la dentadura en el borde de la tarima; como era un aula de desechos le pareció normal el incidente.

Llegaron los fríos, el aula ya no nos pareció tan divertida. Había unos radiadores helados pero aunque estuvieran calientes les hubiera sido imposible calentar tanta volumetría. Empezamos las protestas por vía reglamentaria, se nos prometió que a la vuelta de vacaciones de Navidad iríamos a una nueva aula.

Volvimos y nada de nada. Por lo tanto decidimos en asamblea no entrar a clase hasta la solución del problema. Después de unos días nos instalaron de urgencia en un local que había sido el despacho del padre Granda. ¡Había calefacción!, pero no había puestas de sol, daba a un patio interior. Las filas no eran de cuatro-pasillo-cuatro, eran dos-pasillo-dos.

5.9. Excursión

Fuimos a los Toros de Guisando, a una Iglesia en ruinas y Ávila con Dª Julia y el profesor Sauco. Al final acabamos en un ¿embalse? y mientras esperábamos a la pareja docente, Schady se desnudó y se tiró al agua y empezó a nadar a braza. Aparte de cierto pitorreo  con el estado todavía infantil de los órganos sexuales del nadador, De Bergia comentó que todos los alemanes nadaban a braza.

5.10. Vivencias.

A. Dª Julia aparte de sus cuadros sinópticos, relativos a la prensa del corazón de nuestra realeza desde D. Pelayo, era una gran entusiasta del arte. Muchos sábados nos citaba a los que quisiéramos asistir a las 16,30 en el Museo del Prado que era gratis. Sus explicaciones empezaban por el románico traído de Berlanga y Mazaruelo.

B. También nos leía De Bergia (era su alumno preferido, de una manera muy clara), pasajes del “Primer viaje en torno del globo” de Antonio Pigafetta (Austral Espasa-Calpe). En una de las lecturas Dª Julia, interrumpió drásticamente la lectura y le dijo al lector que pasara página. Según nos contó De Bergia,  Pigaffeta narraba que ciertas indígenas se adornaban la vagina con aros de metal.

C. Un compañero que vivía por la calle Espronceda y frecuentaba la OJE, nos llevó una tarde-noche a los entonces descampados de la Basílica.  Allí practicaban la prostitución al aire libre dos pobres mujeres. Los hombres hacían cola, esperando.

Aquello me dio a conocer que en la sociedad había otra orilla distinta a la nuestra, en la que permanecíamos acomodados. Años más tarde al leer “Tiempo de silencio”, volví a revivir aquella experiencia.

Del camino a pie al Instituto todavía lo añoro. Sta. Feliciana, plaza de Iglesias (chester a 1 ptas. de las mujeres que vendían tabaco en la calle), calle Martínez Campos donde estaban: la capilla de las Esclavas, la casa de Córdoba (Palacio confiscado de D. Niceto Alcalá-Zamora), British Institute, Embajada de Colombia, Palacio de Joaquín Sorolla, Palacio de Pallarés, Colegio Estudio, Embajada de Hungría en el exilio. Se cruzaba la Castellana por la plaza de Emilio Castelar, calle Pinar con: Club Internacional de Prensa, colegio Alamán, se accedía al canalillo donde florecían en sus taludes lirios en primavera y estaban las peligrosas cuevas, se pasaba por delante de la Residencia de Estudiantes, Internado Hispano Marroquí e Internado Generalísimo Franco y a formar al son de la marcha.

5.11. Reválida

De aquella experiencia, me quedan las siguientes imágenes:

Recuerdo el comentario de texto:

A Francisco Salinas
Catedrático de Música de la Universidad de Salamanca
El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada,
por vuestra sabia mano gobernada.

A cuyo son divino
El alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.

Y como se conoce,
en suerte y pensamientos se mejora;
el oro desconoce,
que el vulgo vil adora,
la belleza caduca, engañadora.
Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera,
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.
y que la parte complicada de la traducción de Latín, venía literalmente en el SPES. (Algunos tontos no nos dimos cuenta de ese pequeño detalle y la hicimos a pelo).


CAPITULO 6

Quinto curso de bachiller (61-62)

Comenzaba el bachillerato superior, y se suponía que después iríamos casi todos a la universidad. Los que se iban a otro tipo de carreras, ya no estaban. La clase estaba en la segunda planta, cerca del laboratorio de Ciencias Naturales. La novedad era la separación en Ciencias y Letras (independientemente de los líos de los idiomas).

6.1. Profesores.

En quinto ya nos dejaron algunos compañeros como Guijarro que se fue al seminario, Arenas, que se fue al nocturno, los Idiazabal que desaparecieron misteriosamente, y en cambio vinieron otros nuevos, como López Alonso y Troyano (de los jesuitas), Bernaldez, Bragado, Molinero, Pardo, Recio, Recuero, Martos y puede que alguno más.

El curso era relativamente tranquilo después del trabajoso cuarto, por lo que creo que apenas hubo suspensos, y si notas bastante buenas.

Empezaba la división entre ciencias y letras.

En el A estaban todos los de letras (eran como veinticinco). El resto todos de ciencias. Seguían los desplazados por el idioma. Los de 4ºF fueron otra vez desplazados y dispersados entre 5ºB y 5ºC .

Las asignaturas comunes eran:

Ciencias Naturales. Sr. Ybarra, catedrático y autor del libro. Delgado y alto, tenía un 600.

Religión Padre Gabino (Delegado). Su libro versaba sobre la liturgia católica.

FEN. Lo daba un señor bien vestido y con el pelo blanco, al que Molinero llamaba el divino canoso y le preguntaba como una asignatura tan importante solo tenía una unidad didáctica semanal.

Educación Física. Sr Escribano. Más de lo mismo ya conocido.

Idioma: Francés. Sra. Morales, educada, bien vestida y que nos enseñaba mucha urbanidad además de Francés.

Alemán D. Domingo como siempre, con Carmina.

Dibujo. Sr. García Sauco. Un señor bien vestido y elegante.

CIENCIAS (íbamos a otra clase a dar matemáticas y química)

Matemáticas. Dª Juana Álvarez Prida. Gran pedagoga y muy buena persona. Con gran vocación y dedicación.

Química Srta. Gálvez, de corta talla, pero muy guapa para nuestros ojos.- Por ambas razones (por guapa y pequeña)-, no tenía más remedio que ponerse muy seria con todos nosotros, lo que le daba cierto halo de misterio, y nos parecía todavía más atractiva. Un día, respondiendo a una pregunta que Víctor Martínez le hizo el día anterior, dijo delante de todo el mundo: “Y esto va por ti, Martínez…”, adornada la frase con una incipiente sonrisa.- Ni qué decir tiene, que todos sentimos envidia de Víctor…

LETRAS:

Latín Sr. Magariños, para entonces ya retirado de la Jefatura de Estudio

Griego Sra. Criado.

6.2. Pequeña historia del curso

En esta época ya nos sentíamos los mayores del Instituto, en pleno bachiller superior.
Ya muchos fumaban sin esconderse. Los grandes deportistas como Vicente Ramos, Bergia y Rosas ya despuntaban netamente. Era un curso más sencillo que el anterior.

Las Ciencias Naturales que nos daba el Sr. Ybarra, eran una continuación ampliada de las de tercero. Había un laboratorio sencillo para ver los fósiles, y hacíamos frecuentes visitas al museo de Ciencias Naturales. Del Sr. Ybarra nos reíamos de su extrema delgadez y de su 600. Creo que después de lo que la Sra. Alcedo nos enseñó poco más aprendimos. En el laboratorio manejábamos el microscopio. Yo incluso me compré uno en mi casa para ver paramecios.

El Padre Gabino era delegado de curso y seguía dándonos sus clases de religión, con el mismo estilo que en cursos anteriores. Machacar su libro, hacer la casuística, y aprender la liturgia.

La FEM la daba un Sr. muy trajeado que nos hablaba de los fundamentos legales del Régimen. Molinero se metía mucho con él, y le hacía enfadar con frecuencia.

La Educación Física nada añadía, simplemente más tablas de gimnasia y poco más. Los partidos de fútbol eran ahora ciencias contra letras. Con algún ayudante de Escribano (Abreu creo que era el encargado), hacíamos carreras cronometradas, a lo largo del campo de Futbol (yo creo que eran unos 80 m. de longitud los que corríamos). Yo lo hacía en 10 segundos, y me hizo interesarme por este deporte y practicarlo hasta la Universidad.

Francés con la Sra. Morales que aparte de urbanidad trataba de hacernos aprender Literatura Francesa. Me acuerdo de los poemas de Alfred De Vigny. La Fragate La Serieux y otros, de tipo grandilocuente.

El Sr. Sauco nos daba dibujo con mucha elegancia. Había dibujo lineal para ciencias y artístico para letras. Era un señor agradable, bien vestido, y con mucha educación y gusto por las artes plásticas. También nos habló de alguna exposición y galería de pinturas. Recuerda Iñaki Casas que a los que iban a ir a arquitectura los preparaba en este curso y siguientes, dibujando del natural, para tener algunos conocimientos con los que enfrentarse mucho mejor a la temida asignatura “Análisis y Composición de formas”.

OPCION CIENCIAS

La Sra Juana Álvarez Prida era una mujer rubia de pelo hirsuto que era soltera y nos explicaba con paciencia y pedagogía las matemáticas. Con gran humanidad nos enseñó progresiones, logaritmos, derivadas, límites, trigonometría y muchas cosas más que nos vinieron muy bien para el futuro. Era incapaz de suspender a nadie.
 
En Química la Srta. Gálvez, atraía todas las miradas. Era muy joven y muy arreglada, con falda corta tipo tubo y morena. Cuando sentada enseñaba las piernas al cruzarlas, y todas las miradas de la clase concurrían en ellas. Debería de sentirse molesta supongo de enfrentarse a jovencitos de 15 años. Kurt decía que en Preu la daría un beso en los labios. Recuerdo que Pardo la miraba con mucho descaro y le echó un día de clase. Tenía Gálvez un 600 a nombre de su padre y todos la queríamos ver salir para admirar sus piernas. Poco recuerdo de su pedagogía, creo que seguía al pie de la letra el libro de Química, y sus exámenes eran muy sencillos. No tengo conciencia de que suspendiese a nadie, pese a lo mal que se lo hicimos pasar. Nos llevaba al laboratorio de Química, para hacer algunos experimentos.






OPCION LETRAS

En Latín el Sr. Magariños era mucho más didáctico que Brañas y tampoco suspendía a nadie.
Los rudimentos de griego los daba la Sra. Criado, ya que D. Luis catedrático, además de ser director no podía hablar.

6.3. Los compañeros

A parte de mi tradicional amistad con Iradier, con los nuevos compañeros también hice amistad con Recio, considerado como empollón, con Martos que venía de Béjar.

Pardo vivía en La Poveda y venía todos los días. Le llamábamos Oso Pardo, pues se movía como un oso. Un día se me fue la mano burlándome de que era un oso y me sacudió y tuve un ojo a la virulé una semana.

Me metía con Bernaldez. El hombre era gordito y se quedaba sentado al intentar saltar el caballo. El día de san Antón puse en la pizarra que era su santo y el hombre con buena educación me rogó que lo borrase.

6.4. Talleres

Yo fui ese curso al de metalotecnia. Estaba bien montado, con un motor central que por levas y poleas daba movimiento a las máquinas herramientas, un torno, la fresadora, una cepilladora y alguna más. El Maestro, cuyo nombre no recuerdo, nos enseñó cómo funcionaba un taller y como se construían piezas, a partir del metal, echando un aceite por encima, dando forma con el torno ola fresadora, puliéndolas, lijándolas y preparándolas. Hicimos un martillo con nuestras iniciales, que aún utilizo, y una pieza metálica rectangular también con nuestras iniciales. Ambas piezas las conservo, un poco oxidadas ya.

6.5. La dirección espiritual.

El libro del Padre Mindán, refleja con bastante claridad, y desde el punto de vista de una persona religiosa pero neutral, el enfrentamiento existente entre el Padre Granda SJ, y director espiritual del Ramiro dese hacía muchos años, y el Padre Cuellar recién llegado, y del Opus Dei, que estaba potenciado, en mi opinión, por D. Tomás Alvira en la línea del Sr. Alvareda, antiguo director y perteneciente a la obra.

Esto llevó a que había dos bandos, los de Granda y los de Cuellar, lo cual en principio no era muy edificante.

El momento de la elección llegaba al hacer los ejercicios espirituales, en Noviembre. Yo elegía Granda que aunque ya le conocía por sus gritos, me daba más confianza (más vale malo conocido) que Cuellar, de modales mucho más refinados.

Los ejercicios los hicimos en el salón de actos.

Y automáticamente quedabas metido en el grupo de bachilleres de la Congregación.

Las reuniones eran los sábados por la tarde (adiós ya al cine de los sábados). Había una capilla y Granda tenía un despacho.

Granda gritaba mucho (a mí nunca me gritó), pero el encargado de la capilla ya estaba predestinado al chorreo, hiciese lo que hiciese. Me fui enterando que ya había una Congregación de universitarios en marcha que se reunía en la iglesia de los Jesuitas. Se nos invitó a ir a alguno de los actos.

Realmente los métodos de Granda (El Cura), parecían un poco decimonónicos, pues eran bruscos. No sé si ese era el camino que llevaba a Dios, pero parece que era eficaz, pues aún hoy después de 25 años de su muerte continúan funcionando los grupos que salieron del Ramiro y conformaron los universitarios y profesionales.

De Cuellar nada se, se que Molinero nos invitaba a ir a las charlas, pero nunca asistí, bastante tenía con Granda. A Cuellar le conocí más en el Viaje de Preu, al que más adelante me referiré.

Posteriormente esta lucha por la dirección espiritual se saldó con la salida de Granda del Ramiro.

6.6. La excursión

Era con pernoctación a Salamanca. Nos enseñaban la catedral nueva y la vieja, que me gustaron mucho y la plaza mayor.

Tratábamos de ligar con chicas del lugar y me sorprendía la facilidad que tenía Paco Acosta. A mí se me daba mal, muy a mi pesar.

Por la noche íbamos al cine de “mayores” pues no controlaban como en Madrid la edad. Fuimos a ver “Pijama para dos”, hoy una comedia inocente para bebés.

Era para muchos la primera noche que dormíamos fuera de casa sin nuestros padres.

Un grato recuerdo de aquella excursión realizada hacia mayo.

6.7. Salidas del recinto.

Al ser ya mayores nos controlaban poco. Íbamos a la salida del colegio de monjas contiguo a intentar ligar con unas chicas que nos parecían preciosas con sus uniformes.

También al museo de Ciencias.

Cuando había alguna fiesta íbamos al cine. Yo solía ir con Juan Miguel Ortiz y con Ignacio Casas, por proximidad de nuestros domicilios. Nos encantaba colarnos en las de Sara Montiel en los cines Espronceda, Quevedo o Cartago.

Ya habíamos dejado de leer tebeos y nos habíamos pasado a las novelas de distintos estilos.

6.8. Fin de curso

Las notas fueron en general muy buenas. Sobresalientes y notables, y yo creo que ningún suspenso hubo aquel año. Notábamos que poco a poco pasaban los años y se acercaba el final del bachillerato.

5º B (José Luis Cerdan)

6.9. Impresiones de 5ºB

Acabado 4º, a los del F, nos volvieron a trasladar y también a dispersar.

El B era un curso especialmente tutelado por D. Pedro Dellmans por razones obvias: Bretón que era su sobrino, pertenecía al citado grupo. Esto dio lugar a que la dispersión fuera selectiva (expedientes, entornos familiares, manzanas lozanas…).

Llegamos al B: Aranda, De Bergia, Caso, Cerdán, Duplá, Lahuerta y Quiñones,  el resto al C. No hubo ningún criterio aparente, para hacer esta distribución.

6.10. Profesores 

Matemáticas. Un Sr. Gordo que la tenía tomada con Duplá.

Química. Sr. Dellmans (Delegado). El curso iba de formulación y valencias.

Ciencias Naturales. Sr. Alvira. Creo que su pedagogía junto con la de la Srta. López Gómez fue la más rompedora de la que pude disfrutar en el Instituto. La clase la dábamos en el laboratorio de Ciencias, utilizando el microscopio para observar la clorofila de los preparados de cortes transversales de ramas de árboles, diseccionando ranas y exponiendo oralmente trabajos sobre la materia de naturales. Fuimos al Instituto Ramón y Cajal a ver el microscopio electrónico que era de los pocos que entonces había en España y nos contó vida y milagros de D. Santiago.
Inglés. La hija de Oliver Asín, también nos hizo disfrutar de sus clases porque nos enseñaba un vocabulario muy pragmático (alimentos y objetos de la vida cotidiana)

Dibujo. Sr. García Sauco. Lo ha dicho todo Manolo Rincón, una bellísima persona, de conducta y educación ejemplares.

Religión. Padre Gabino. Conmigo no era tan bondadoso como con Kurt. Teníamos la clase a primera hora de la tarde y yo siempre llegaba tarde. Su método pedagógico, consistía en:

  1. Comprad mi libro.
  2. Para la clase próxima, estudiad la lección siguiente.
  3. Entonces os la preguntaré.

Nada que ver con la “pedagogía viva” de Alvira.

En su libro, en la última página de cada lección, había un recuadro, titulado “Liturgia”.

Ese apartado estaba reservado para mí. Como ya lo sabía, me lo estudiaba a lo largo de la clase y le contestaba lo de amito, casulla (de las de siempre, no de las de ahora modelo Betty Misiego), estola, alba, cíngulo, Adviento casulla roja, Cuaresma morada, Pentecostés verde….Aquello no fue suficiente, fui al único que hizo examen final. Aunque me merecía un sobresaliente, sólo me dio notable.

Recuerdo dos frases del Padre Gabino: 

1ª “No ha nacido nadie que me copie en un examen”, echabas un vistazo a tu alrededor y veías cantidad de libros entre las piernas de los no nacidos.

2ª ”Las mujeres que visten con pantalones, son unas frescas”. Año 1962.

A mí me parecía una persona simple con cierta dosis de mala uva.

6.11. Los compañeros

Los disgregados, excepto De Bergia que era una figura del baloncesto, fuimos recibidos en el nuevo grupo, con cierta frialdad no exenta de algo de animaversación. Como cabía esperar la voz cantante del B, la llevaba el círculo de alumnos próximo a José Manuel Bretón, dado quién era su tío.

Al estar ubicados en una posición privilegiada, fue un año de intensas partidas con Tomás Duplá a los barcos y al bachillerato. Ocupábamos la esquina derecha según el profesor, de la última fila.

6.12. La excursión

Fue a Salamanca también, de camino visitamos una fábrica de piensos que apestaba. Era la primera excursión de dos días.




CAPITULO 7

Sexto Curso (62-63)

El sexto curso incluía reválida (opcional desde aquel año). Era ya un curso con bastante contenido de preparación para la Universidad. Más o menos se mantenían los mismos alumnos, con alguna incorporación nueva, como Gómez Lobo.

7.1. Profesores (Grupo A)

Historia del Arte. Srta. Julia López Gómez. Era una geógrafa. Su hermano también era profesor del Instituto. Nos explicaba Arte desde la edad de piedra a nuestros días. El texto era se Asián Peña.
Religión. Padre Gabino (Delegado). Fue el último curso con él. El profesor que más largo tiempo tuvimos.

FEN. Sr. Cubero de nuevo, explicándonos ahora los rudimentos de economía con unos textos excelentes de los profesores Velarde y Quintana.

Educación Física. Ultimo curso. Nos la dio Abreu.

Filosofía. D. Manuel Mindán Manero, catedrático de la asignatura. El texto de Bueno y Gambra (Anaya), excelente compilación de todas las ramas de la Filosofía.

Lengua y Literatura con texto de José Manuel Blecua. Asignatura impartida por el Sr. Oliver.
Ciencias:

Física (Por el Sr. Sánchez, un profesor apodado “El Cejas”). Tenía un extraño tic, y vivía el  Internado.

Matemáticas. Sra. Juana Álvarez Prida. Nos adentró en el cálculo infinitesimal con integrales y en trigonometría. Excelente pedagogía y suma bondad personal.

Letras:
Latín D. Antonio Magariños, continuación del de 5º

Griego: Sra. Criado

7.2. Desarrollo del curso

Era ya un curso más parecido a la universidad que al bachiller.

En Historia del Arte estaba Dª Julia, que se caracterizaba por dar unas clases un poco monótonas, pero por lucir sus piernas todo lo posible, al límite de lo permitido en la época. Su nariz era horrorosa, pero sus piernas se nos antojaban preciosas, y no las quitábamos ojo. Creo que le gustaban los muchachitos jóvenes y siempre se mostraba afable y sonriente. Nos llevó a los museos Sorolla y al museo del Prado. Nos ponía ejercicios. Yo hice uno sobre el autorretrato de Durero. Nos hizo aficionarnos bastante al Museo del Prado (al menos yo).

El Padre Gabino en la línea tradicional de sus clases, sin problemas después de tantos años.

El Sr. Cubero sobre unos excelentes textos de economía, los leía de memoria literalmente el libro. Yo encontré útil esta asignatura, pues me gustaba la economía. Empezaba diciendo que como era lógico la economía fue inventada por un escocés (Adam Smith). Su estrabismo no había mejorado.
La educación física con Abreu. Ya Bergia y Ramos eran destacados baloncestistas. Seguíamos animando al Estudiantes.

Lengua y Literatura, con el D. Jaime Oliver Asín. Era enjuto, más bien bajo y un poco cargado de espaldas.

En cuanto al Sr. Oliver, casi todo el mundo se acordará de él. Nos dio clase en 6º, y esa asignatura fue más importante que la de Preu, pues recaía plenamente en él, y no como la de Preu que, en alguna medida, se basaba también en nuestro trabajo. En 6º fue cuando compramos el diccionario de la RAE, cuando nos llevó a Toledo y cuando nos explicaba las cosas de las que más nos acordamos. Recuerdo, además, que yo (Antón Capitel) me ponía siempre en su clase en primera fila, con el objeto de estar al lado de Paco Acosta y cerca de él, pues sus clases me gustaban muchísimo y no quería perderme nada. La primera fila, en la izquierda, quedaba inmediata a la mesa del profesor, lo que no ocurría en Preu, con clase grande y tarima. Oliver liaba casi siempre un pitillo de caldo de gallina cambiándole el papel, luego hacía una bolita con el papel viejo y se la tiraba a alguien, que muchas veces era yo, pues estaba cerca. Lo recuerdo perfectamente. Además recuerdo bien la clase espacialmente hablando, muy distinta de la de Preu. En 6º fue cuando llegaba muchas veces tarde y una de ellas, un "educador" (creo que el que se llamaba "Real el Bigotini") nos pescó armando un inmenso barullo y nos obligó a permanecer en pie. En esas llegó Oliver, se sentó, preguntó que pasaba, el otro se lo explicó, y D.Jaime le echó una bronca de campeonato, disintiendo totalmente de la forma de educar de este sujeto.

Excursión a Toledo

Merece una especial mención la excursión que organizó a Toledo. No hice fotos por desgracia aquel día, pero nos enseñó muchísimas cosas. Conventos, iglesias, la catedral y casas particulares.

Nos contaba que bajo las casas había túneles que llevaban al rio, por donde huían los judíos cuando eran perseguidos.





Cuanta sabiduría y erudición. Y cuanto agradecerle ese caudal de conocimientos que nos brindó y que se complementaron con sus clases de PREU.

La Filosofía era el plato fuerte del curso. Mindán tenía fama de ogro y la asignatura de ser un pestiño total. Mindán venía con unos alumnos, y él se denominaba el Jefe de los Sabios. Estaba uno calvo, apodado Diógenes y otro muy bien vestido. De vez en cuando daban ellos la clase en presencia de Mindan. A mi rápidamente me entusiasmó la asignatura. Empezaba con los silogismos en Lógica, y los diferentes tipos según las proposiciones. Había unas palabras que memorizadas te daban las claves de los silogismos (Yo recuerdo: BARBARA CELAREN DARII FERIO, CESARE CAMESTES FESTINA BAROCO, DARAPTI FELAPTON DISAMI DATISI, BOCARDO FERISON FESAPO FRESISOMORUN). Al entrar en la parte de Filosofía Natura, ya empecé a preguntar al pobre Diógenes, que harto de mi me pasó a Mindán. Se convirtió para mí en un reto ponérselo difícil a D. Manuel, y mucha veces fui en el recreo a discutir los temas privadamente. La imagen que ya comenté que tenía de él desde 1º, cambió totalmente, y no veía un sacerdote (de lo que tenía poco), si no un hombre que buscaba la verdad a través de la Filosofía. Hizo que me gustase, aunque consciente que de ella no se vivía, seguí pensando en hacer una ingeniería. Las diferentes partes como Ética y Metafísica realmente me encantaron y las disfrute totalmente. Al final me recompensó con una matrícula. La otra se la llevó un compañero de otro curso apodado el matrículas.

La Física dada por Sánchez, no era muy buena, sobre el texto de Mingarro. Creo que carecía, como todo el equipo de Física de nivel suficiente. El libro era bueno y gracias a eso se aprendía un poco. Vivía el hombre en el internado, tenía un tic y era apodado “El Cejas”, por sus espesas cejas.

Matemáticas por la Sra. Prida. Muy buena pedagoga con poco esfuerzo nos enseñó muchas cosas: derivadas, límites, integrales, trigonometría. Según Gonzalo Sevilla Dª Juana tenía unas caderas perfectas.

Además estaba el Sr. Benedito Astray (Música). Era tío de Recuero Astray. Su asignatura no era oficial, pero venía con un diapasón y nos hacía decir LA!!! Cuando sonaba. Te daba un puñetazo en la tripa para echar el aire. A mí me puso en el coro, pero había que perder clases, lo que nunca me gustó y dejé de ir.

7.2. Evento deportivo

En educación física nos prepararon para un evento que se celebró a finales de curso en el campo de fútbol.
 
Usábamos un pantalón blanco tipo “blume” y además de desfilar, debíamos hacer un ejercicio que puestos en círculo uno se subía encima de otro arrodillado y ambos, sin caerse estiraban los brazos. No recuerdo que se celebraba.

En el partido de profesores-alumnos ya contamos con ilustres jugadores de clase, como Vicente Ramos, Félix Peiro, Gonzalo Echagüe y Gómez Lobo. D. Tomás y el Sr. Pepín acompañaron.

7.3. Talleres.

Fue el último curso que disfrutamos de esas enseñanzas.

Yo me decidí por comunicaciones. Había un Maestro que nos animaba a hacer telecomunicación. Nos sentábamos en unas mesas con unos aparatos de clave morse y además de producir el sonido telegráfico, encendíamos unas lucecitas en un plano que había en el frontal. Yo aprendí varias letras en código Morse. Era interesante y me hacía pensar en cómo se podían hacer esas transmisiones a distancia que entonces eran misteriosas para mí.

Me quedé con las ganas de ir a automovilismo, pero eran incompatibles. Así se cerró nuestra formación en oficios.

7.3. Excursión

La excursión era a Granada y venía el Padre Gabino ayudado por “El Cejas”. Fue en mayo, antes de los exámenes.

Vimos la Alhambra, el Generalife, las torres Bermejas. Y fuimos a las cuevas del Sacromonte con “El Cejas”, para ver un cuadro gitano flamenco. El Padre Gabino también venía, pero lógicamente no fue a las cuevas.

Aprovechamos para hacer progresos en el arte de ligar y recuerdo que me llevé una buena cantidad de direcciones de amigas hechas a toda velocidad.

Como nos gustaban aquellas chiquillas con un acento tan gracioso.



Troyano, Manolo Rincón, Paco  Acosta, Pardo, Ortiz López, Valmayor, Echagüe, Morcillo, Sevilla y López Alonso, disfrutaron a placer del cuadro flamenco, como se puede apreciar muy interesados en aprender lo más posible.

Se ve que las gitanillas nos hicieron mucho tilín a todos los grupos que pasamos por las cuevas. A mi particularmente, aunque no me gusta mucho el flamenco, me gustó hacer esa visita turística.

Hubo alguna otra excursión, como podemos ver en la siguiente foto.

7.4. Reválida.

Creo que todo el mundo aprobó el curso, no tengo noticia de ningún suspenso.

La Reválida era optativa, pero yo decidí hacerla. De mayo a junio nos daban clases de repaso. Vino de nuevo la Sra. Bueno a repasarnos el Francés. Para entonces ya nos metíamos mucho con ella y quería hacerse la simpática. El pobre Cejas nos repasaba la Física, pero el hombre no daba más de sí y de poco servían sus clases. Los demás profesores cumplieron con sus cometidos y nos dejaron debidamente preparados para los exámenes que se avecinaban.

Había tres grupos dentro de la Reválida, que me parecieron sencillos. Ya no había latín ya por fortuna. En física nos pusieron los condensadores (serie y paralelo). Hubo literatura, física, francés. Todo bastante asequible.

El comentario de texto fue de Machado, según nos recuerda José Luis:

MI INFANCIA SON RECUERDOS DE UN PATIO DE SEVILLA

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-;
mas recibí la flecha que me asignó Cupido
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Creo que en Reválida tampoco hubo suspensos. 

7.5. Ejercicios espirituales y algo más.

La mayoría de los alumnos estábamos implicados en alguno de los grupos que dirigían o Granda o Cuellar. Yo me refiero en este caso al enfoque de Granda que es el que conocí. A principio de curso (noviembre) había ejercicios internos en Las Navillas donde las cosas ya eran bastante serias, pues el silencio era absoluto, se hacía penitencia y se procuraba profundizar en la oración, de acuerdo con los principios que la Sociedad tenía vigentes en los años 60.

Luego todos los sábados teníamos reunión de adoctrinamiento y venía gente del grupo de universitarios a explicarnos las diferentes carreras.

Granda seguía con sus gritos y con la trayectoria ya conocida.

De esta manera cerramos ya el Bachiller, encaminándonos hacia el Curso Preuniversitario.


7.6. Impresiones de 6ºB (Por J.L. Cerdán)

Después de un curso con los nuevos compañeros, los veteranos del B al comprobar que los que nos incorporamos en 5º, no éramos tan repelentes como se podía esperar, fuimos aceptados plenamente.

7.7. Profesores

Historia del Arte. Sr. Navarro Latorre, catedrático de la asignatura. Su método en este curso era similar al del Padre Gabino (nos tomaba la lección), excepto la confección de un cuaderno con fotografías de obras artísticas y que el libro no era de él.

Filosofía. 2 becarios de D. Manuel Mindán Manero, catedrático de la asignatura. La lógica aristotélica constituyó un divertido descubrimiento intelectual.

Lengua y Literatura. Otra vez D. Basilio Palacios. Recuerdo con aburrimiento sus disertaciones sobre Góngora, me pasaba la clase de perfil, hablando con Miguel Ibañez que estaba detrás. Ya no ocupaba la esquina derecha de la última fila y nos puso muchos ceros en comportamiento.

Matemáticas. Sra. Juana Álvarez Prida. 

7.8. Excursión

También fue a Granada, se dormía dos noches. Vino D. Pedro y D. Fidel García Cuellar. Separando su faceta de director espiritual que también era magnífica, de la de licenciado en Historia, sus explicaciones del arte vivo eran comparables, sí no mejores que las de la Srta. Julia López Gómez o el Sr. Navarro Latorre.

También fuimos al Sacromonte y vimos la eliminación del Real Madrid de Di Stéfano a cargo del emergente Benfica de Eusebio, Torres, Simoes, Colunna…


Caso, Bravo, ¿?, Bobo, Faraco, ¿?, Lage, Redondo


6ªB Palacio de Carlos V.1963 Granada

  
6ªB Dellmans y D. Fidel Catedral. Granada 1963

 
Dellmans, Muñoz Cobos, Duplá, Caso, ¿?, Faraco, Alcalde, Ballester. Granada 1963




Bobo, Sanz, González Quirós, Del Cura, Trigueros. Sacromonte 1963




Aranda, Cerdán, Duplá, ¿?, Bobo, Alcoba, Caso, Faraco. Sacromonte 1963


Aranda, Cerdán, Duplá y Bravo. Sacromonte 1963



7.9. La Nevera y sus panorámicas


La Nevera era el nombre cariñoso que dábamos a la cancha de balocesto al aire libre, famosa por sus elevadas temperaturas. Era un lugar donde recibíamos visitas de numerosos admiradores, todos ellos sumamente interesados en el baloncesto. Las siguientes fotografías dan una idea de la singular atención con la que Paco Acosta, Jorge Molinero y Nicolás Pérez Jaúregui seguían los partidos.



CAPITULO 8


Curso Preuniversitario (63-64)


8.1. Organización

Recuerdo que nuestro compañero López Alonso comentaba, al comenzar este curso, que parecía mentira estar ya en PREU con 16 años y quedando tan cerca aún los cursos cuando éramos niños. Y tenía razón. Todo había pasado casi de golpe y aquellos individuos que veíamos mayorcísimos y decíamos con mucho respeto, son de PREU, ahora éramos nosotros mismos.

Cambiaba la organización, este curso, pues solo había 3 grupos en lugar de los grupos hasta el F que hubo hasta sexto. Por tanto los grupos eran más amplios y en unas aulas mayores, asignadas ya tradicionalmente a Preu y que estaban en el tercer piso (cerca del misterioso observatorio astronómico que nunca pudimos ver).

En el A seguía la dualidad ciencias-letras.

Hubo nuevas incorporaciones: Salvador Izquierdo, Cornelio Abellanas y los desplazados y dispersados del F, entre otros. Algunos cambiaron de clase. Otros como Pablo Bergia se fueron a hacer el PREU en la Academia DOBAO supongo que por su marcha al CANOE de baloncesto. Los Idiazabal también desaparecieron.

8.2. Profesores

El profesorado de Preu A aquel curso, fue el siguiente:

Literatura Española. D. Jaime Oliver Asín. Arabista insigne, persona de una extensa cultura y de una gran humanidad, fue una suerte para todos disfrutar de sus clases y erudición. El libro de ANAYA, era lo de menos.

Filosofía e Historia de las Ciencias. El Padre Mindán de nuevo, pero el texto era suyo, que nos iba entregando por fascículos, hata el último que era un cuadernillo sin tapas siquiera y que se regalaba..

Historia Moderna y Contemporánea de España, dada por el Sr. Navarro, catedrático de Historia (apodado El Topo, por sus gruesas gafas).
 
Literatura Inglesa, Frau Sttoter. Leíamos a JB Priestley

Idioma Francés con la Sra. Morales. Fue el último curso con ella, tantos años desde la Prepa, hacían que la tuviésemos un cariño muy especial. Su maravillosa educación, a mí al menos me dejó una honda huella.

Religión. No tuvimos ya más a monseñor Gabino. Ahora nos dio el Padre Germán la doctrina social de la Iglesia.

CIENCIAS:

Física. El titular era el catedrático D. Angel Saez Melón, que además era secretario del instituto. El adjunto que daba todas las clases era Agapito (ignoro su nombre). Había un libro muy denso, y ellos daban fatal la asignatura.

Química. D. Pedro Dellmans. Su ideal era el Babor-Ivars. Empezaba con física atómica y terminaba con procesos industriales. No era imaginativo, pero si efectivo. El pobre murió con Alcehimer.

Matemáticas. El Sr. Royo López catedrático daba el texto de D. Pedro Abellanas. Muy interesante pues íbamos de los conjuntos a las ecuaciones diofánticas, sin olvidar las derivadas y las integrales.

Biología y Geología. Nos las daba D. Tomás Alvira. Persona afable y cercana, que jamás vertió doctrinas hi dogmas en sus clases que eran de bastante nivel, con un buen laboratorio.

En conjunto un plantel bastante bueno de profesorado para terminar nuestra estancia en el Ramiro.

8.3. Desarrollo del curso.

El curso ya se planteaba en términos universitarios.

La literatura con D. Jaime fue una experiencia inolvidable para todos nosotros. Era D. Jaime un espíritu cultivado que desdeñaba los exámenes y el libro de texto. Prefería formarnos en la historia de España como herencia de la cultura árabe y judaica. Se centraba fundamentalmente en Toledo (maravillosa ciudad que nos enseñó a amar).

Ya muchos le conocíamos de 6º y esperábamos impacientes su clase, que jamás aburría.

Nos contaba con todo detalle la evolución de Toledo, las diferentes culturas que habían convivido en ella, y muchas más cosas, que nos aportaron una formación cultural de primer orden.

Cuando le enfadábamos dejaba de contarnos estas cosas y ponía un examen con 10 preguntas, cuyas respuestas eran sí o no y se daban a corregir al compañero de al lado, por lo que no existía el suspenso.

Organizó un día en la clase una batalla de tizas. El tiraba tizas a los alumnos y nosotros a él.

Nos llevaba al Madrid de los Austrias (cercanías de la casa del Pastor), y nos decía que preguntásemos en las casa más antiguas si tenían sótano y nos dejaban visitarlo. Entonces no sabíamos la razón, que era que buscaba la muralla árabe de Madrid, que finalmente descubrió. Hace años pedí al Ayuntamiento que se le mencionase por tal descubrimiento y si la visitáis veréis que se le menciona.

Había que realizar un trabajo y dar una conferencia, sobre alguno de los autores del programa. Él quería que supiésemos hablar en público.

Yo preparé la mía sobre Rosalía de Castro

Una persona excelente, que te deja para toda la vida un legado de cultura, saber hacer y bondad.

En el resto de asignaturas.

Literatura Francesa, con la Sra. Morales. Compendio de los diferentes escritores modernos franceses.

Historia. El Sr. Navarro Latorre, nos explicaba con bastante detalle los dos tomos de ANAYA, empezando en los Reyes Católicos, Carlos V, etc. Y terminando en la época actual. Sabía bastante y yo creo que mucho aprendimos. Fue nueva para nosotros su visión de los Reyes Católicos. Mientras la propaganda azul destacaba la importancia de reina Isabel asimilando a Fernando como un simple consorte sin protagonismo real, Navarro desmontó esa parcial teoría, informándonos de su política mediterránea, de los vínculos matrimoniales que creaba y de que era muy probable que Maquiavelo se hubiera inspirado en Fernando II de Aragón a la hora de escribir “El Principe”. A mi me gustó mucho su interpretación del imperio de Carlos V.

Literatura con el Sr. Navarro, comentarios de textos y métrica.

Historia de la Filosofía y de las Ciencias. El Padre Mindán escribía su propio libro, bastante bien estructurado. Yo continuaba mis disquisiciones particulares con él y me enriqueció mucho el curso, tanto en la vertiente filosófica como en la científica. Francamente satisfactorio y útil aquel curso de Filosofía.

Religión. El padre Germán nos daba una visión social de las encíclicas más actuales de la Iglesia.

Física. Asignatura en la que nada aprendimos, pésimamente gestionada. No sé como pudimos pasar en la universidad. Luego hubo que estudiar todo lo que no nos enseñaron.

Química. D. Pedro seguía el Bavor-Ivarz al pie de la letra. La asignatura no era compleja. Empezaba con la física atómica y terminaba con las centrales nucleares.

Matemáticas. El Sr Royo tenía una voz muy baja. Venía en coche con chofer a dar la clase y vestía impecablemente. Si hablábamos amenazaba con irse. Los ayudantes daban parte de las clases. Teoría de conjuntos, trigonometría esférica. Sin olvidar para nada derivadas e integrales.

Biología con D. Tomás, persona con bastante base científica y gran humanidad. Era amena la asignatura y además hacíamos interesantes prácticas de laboratorio, con ranas y otros animales como disecciones de riñón o corazón, aprendiendo a utilizar los instrumentos adecuados.

Se dió la circunstancia que D. Tomás nombró un equipo compuesto por Pablo Recio, López Alonso y Kurt para preparar un trabajo para la UNESCO.- Kurt recuerda que fue un trabajo que hubo que hacer realmente fuera de horas y que al final quedó bastante bien, pues pusieron mucho interés en él (y muchísimo tiempo). Se conserva una foto con los delegados de la UNESCO con ocasión de la entrega del trabajo:



En conjunto la enseñanza fue satisfactoria y los conocimientos (salvo en Física), suficientemente amplios.

Fotografía que nos hicimos con el padre Gabino, de despedida del Instituto.


8.4. Otras actividades

Organizábamos sesiones de cine para recaudar fondos para el viaje, así como una rifa navideña. Las sesiones de cine procuraban proporcionar películas recientes. En el descanso se vendían coca colas para aumentar la recaudación.

El Partido Profesores-Alumnos se seguía realizando, siendo nosotros los alumnos que formábamos el equipo ya desde sexto.

Ya no había talleres ni educación física y los desfiles y la gimnasia matutina ya no se realizaban, desde años atrás. D. Antonio ya había dejado la Jefatura de Estudios en manos del Sr. Moreno. Murió al poco tiempo.

El 31 de octubre fue como siempre el día mundial del ahorro. Nombela fue premiado con el premio al ahorro y a mí me dieron íntegro el dinero desembolsado por el título de bachiller superior.

Fue ya el último curso que asistí a aquel acto.
Para recaudar se hizo el combate del siglo, al cual corresponden las fotos que vienen a  continuación.





8.5. La vida espiritual

Continuamos haciendo ejercicios espirituales en las Navillas, y asistiendo a las reuniones semanales con el Padre Granda que ya eran en la iglesia de Serrano de los Jesuitas con los universitarios. Alguno ya fue hecho congregante ese año.

8.6. El viaje a Roma

Muy importante era el viaje. A parte del  dinero recolectado se añadía algo del remanente de excursiones de otros cursos y con eso salía el precio final. Mi familia no tenía recursos, por lo que solicité una beca y prácticamente no tuve que pagar nada. Además rescate el dinero ahorrado y los premios por los títulos y ya no hizo falta ningún aporte económico.

Había un viaje a Lourdes, al que fue Kurt y al que corresponde las fotos de varios compañeros. Se ve que los ligues se les dieron bastante bien cómo podemos ver en estas fotos, acompañados de guapas chicas.

 
ROMA

El viaje a Roma se estructuraba en un primer trayecto a Barcelona, donde dormíamos. El conductor del autobús se llamaba Paco. Iba a cargo de la expedición D. Pedro, una asistente de la agencia de viaje, que apodábamos la barbillas y el asistente espiritual y artístico, padre Cuellar.

De Barcelona pasando por Nimes, a la costa Azul (Niza), maravillosa ciudad donde vimos las primeras chicas con bikini. Paseamos por el paseo marítimo. Una gozada. Nos alojamos en el Hotel Terminus, un hotel antiguo, que en su día debió ser importante, pero estaba un poco destartalado. Ahora bien estaba muy próximo al Negresco y muy bien situado, cercano al paseo marítimo.


Al día siguiente fuimos a la playa con el padre Cuellar. La playa era pedregosa y vimos a las chicas en bikini, que nos encantó y parejas besándose.

Niza me gustó mucho. Hicimos algunas compras.

A Italia entrábamos por Génova, pasando por el puerto y la estatua de Colón, donde había unos pasos elevados similares a los que  más adelante se pondrían en España.
 

Fuimos a Florencia, donde vimos la galería de los oficios, el David de Miguel Ángel y la Catedral., Algún compañero vendió botellas de Fundador, muy cotizadas, en un mercado.

Al día siguiente a Pisa, Subimos a la torre y vimos el baptisterio. Todo nos parecía una maravilla. Por fin Roma. Un antiguo alumno nos explicó el Vaticano y nos ayudó a cambiar el dinero. Me maravilló la Capilla Sixtina y la Basílica. Emocionante ver al Papa (Pablo VI) en la silla gestatoria. El coliseo, y todas las ruinas romanas, el panteón, las catacumbas Que maravillas. Fuimos a la Pensión Rampone, que era el “hotel” más cutre del viaje. Estaba en un tercer piso, cerca de la Estación Termini. Como había que echar una moneda para subir en el ascensor Ángel Quesada agujereó una y la sacaba con un hilo.

Vimos la Plaza de España, Plaza Navona, y echamos la moneda en la Fontana di Trevi, como en la película.

Convivimos mucho los compañeros. Dormíamos juntos, comíamos juntos y nos conocimos mejor. Agradecí alguna invitación de Antón Capitel a conos de helados, para los que no tenía dinero.


Encontramos a unos tunos que habían ido a Roma a la boda del pretendiente Carlista Carlos-Hugo, No tenían techo y los acogimos una noche hasta que se fueron temprano a su tren. Por eso estamos con sus capas e instrumentos, con lo que hasta altas horas de la noche tuvimos juerga.






Eran de tercero de Derecho.





 


Heredero, Cabrera, Duplá, López García, Cerdán. Venecia 1964

El padre Cuellar nos hablaba de vez en cuando de doctrina y arte, y nos recomendó no leer ningún periódico comunista, pues quedábamos excomulgados. Nos dijo que los Carlistas de Carlos Hugo tenían preparado un programa social muy avanzado. Roma estaba inundada de carteles recordando el aniversario del asesinato de Julián Grimau, que seguramente muchos no sabíamos ni quién era.

De Roma fuimos a Venecia, pasando por Siena, donde comimos (en lugar de en Venecia), para ver la maravillosa ciudad medieval. El autobús no podía pasar en una calle estrecha, y Paco el conductor necesitó que le ayudase la policía para salir.

Venecia nos encantó. Vivíamos en Mestre Venecia y vimos la Plaza de San Marcos, el puente de los suspiros, el palacio del Dux y las góndolas.Comimos muy bien.

Vuelta por Milán, donde paramos en el Duomo y la galería Victor Manuelle y regreso a Barcelona.

Al anochecer llegamos a Madrid, al Ramiro, donde nos esperaban nuestras familias. Toda una gratificante experiencia.

8.7. La prueba de Madurez

A la vuelta del viaje, ya el curso terminó muy rápidamente. Parecía mentira que ya finalizase todo, de forma tan rápida. Ya nos esperaba la prueba de madurez en la Universidad.

El “pase” creo que se lo llevó todo el mundo y las notas en general fueron muy buenas.

El examen de Madurez era en la facultad de Medicina.

En Filosofía salió Aristóteles (saqué un 10). No pasó lo mismo en Física donde no sé como saqué un 5 y gracias, pues poco sabíamos. En general buenas notas y se pasó el susto. A pensar ya en la carrera escogida.

Fue ya el final de un ciclo y a muchos compañeros ya no los vi más.


FINAL

Estamos ahora en un intento de que nos reencontremos los más posibles, de todos los compañeros de aquellos tiempos. Gracias a Vicente Ramos y su trabajo está teniendo bastante éxito y ya somos muchos los reencontrados. Paco Acosta y Kurt me han ayudado mucho. También José Luis Cerdán y Antón Capitel.

FALLECIDOS

Desgraciadamente hay ya compañeros que han fallecido:

Cruz Valdovinos
Iradier Fidalgo
López Alonso
José Ignacio Frade
Faraco Muñoz
Petit
Cuesta
Redondo
Lahuerta Talret
Alcalde
Delibes
Arroyo
Rodríguez Trobajo
Vicente Cebrian
Modesto Sanz




23 comentarios:

  1. Yo creo que es un gran éxito haber podido colgar las memorias. Gran trabajo, Alfonso, y enhorabuena a todos. Esta publicación será inspiración para ésta y muchas otras promociones. Abzs.

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    1. Muchas gracias, Vicente, pero aún falta un 20%, y muchos detalles de edición por ajustar. Mañana a la noche ya estará decente.

      Alfonso

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  2. Muy bien pero hay que retocar fotos

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  3. Hola,
    muy buen trabajo. Yo también fui alumno del Ramiro aunque de otra promoción mucho mas tardía (yo soy nacido en el 78) aunque me reconforta ver que otros tantos como yo disfrutaron de las clases con el Sr. Cea. Además mi padre también estuvo en el Ramiro por aquella época aunque no se exactamente el año. Se llama Jose Antonio de la Puente. Quizás alguno lo conozcáis.

    Saludos

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  4. La piscina. ¡Qué recuerdos me trae la foto de la piscina!Le llamábamos piscina porque tenía forma de piscina, tenía escaleras y tenía trampolín. Pero no era una piscina. Era una alberca que se llenaba de agua los lunes y se vaciaba los viernes. Los lunes el agua estaba muy fría pero limpia. Los martes el agua estaba relativamente limpia. Los miércoles estaba asquerosa. Los jueves, repugnante, y el viernes, cuando se iba vaciando, insalubre.
    En invierno, vacia, era un peligro, pero cuando realmente era peligrosa era cuando estaba llena. No obstante, yo y muchos como yo la sobrevivimos. Recuerdo que junto a las piscina se jugaban importantes partidas de mus en las que participaban, indefectiblemente, Pepin y Manolo Cavido. Muchos, de mirones, aprendimos ese noble juego de naipes en aquella época.
    Más recuerdos. Todos hemos visto la película LA GRAN FAMILIA Y UNO MÁS. Todos hemos visto la escena del autobús. Vicente Ramos, Aito y, creo, Emilio Segura asomados a las ventanillas y diciéndole al muchachito baloncestista que se subiera al autobús. Pues se rodó otra escena que no llegó a la película: un partido de baloncesto. Era verano y los participantes en el partido los recolectó Manolo Cavido de entre los que estábamos en la piscina. Se rodó en el campo de fuera y el rodaje fuelamentable. El niño-actor no tenía ni idea. Nos íbamos pasando el balón hasta que llegaba a manos del muchacho que se tiraba una horrible pedrada. Previamente se había rodado el balón entrando en la canasta. Creo que fue Frade el encargado de meter esos tiritos desde debajo. Nunca me extrañó que "aquello" no llegara a la película. Pero nos pagaron, eso si. Nos pagaron 75 pesetas por una mañana de rodaje, que fueron convenientemente pulidas en los coches de choque de la verbena del Carmen...

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  5. muy interesante y completo este articulo,

    pro favor alguien me puede pasar una foto del Fronton del Ramiro ?? uno de los mejores de España.

    gracias

    luisdelucas1000@gmail.com

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    1. En esta dirección de nodo hay una toma en la que se ve el frontón:

      http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not-24/1487683/

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  6. Nuestro compañero Searle me acaba de indicar que las seis estatuas de deportistas griegos que en nuestro tiempo flanqueaban el campo de fútbol y la tribuna eran obra de un tío político suyo, llamado Fructuoso Orduna. Estas estatuas, que antes miraban hacia el campo, y por tanto sus “traseros” se dejaban ver desde el exterior de la calle Jorge Manrique (popularmente llamada por eso mismo la “calle de los culos”), se encuentran hoy agrupadas en el exterior del Polideportivo Antonio Magariños.

    Fructuoso Orduna también fue el escultor de la estatua de Franco, en bronce, que estaba situada frente a la entrada del Instituto, y de las otras dos estatuas de corte clásico que había en las inmediaciones del campo de futbol: la diosa Minerva y el discóbolo.

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  7. Yo soy Julián Barquín Liaño y aparezco en la foto de 1º B curso 1957/58, entre Ibáñez y de la Rubia como se puede ver en http://ramiro53-64.blogspot.com.es/p/fotos-en-la-escalinata.html. Aporto un recuerdo que no he visto en lo anterior.
    D. Antonio Magariños recurría en clase a un curioso procedimiento "didáctico" cuando no lograba la estricta disciplina que exigía su autoritario carácter. Cuando eso ocurría, entre la barahúnda reinante proclamaba en tono amenazador: ¡"Plan Checa"! con lo cual sembraba el terror a su alrededor. D. Antonio, cronómetro en mano, comenzaba a hacer preguntas que se nos hacían dificilísimas y cuya respuesta debía darse antes del tiempo que concedía para ello. Lo usual era que los dos o tres chavales a quienes primero interpelaba, dándoles los cinco segundos reglamentarios, se bloquearan y no acertaran a decir palabra hasta que pasaba suficiente tiempo y el enésimo chaval sometido a este curioso interrogatorio público atinaba a dar la respuesta correcta ayudado seguramente por los compañeros circundantes: D. Antonio mantenía la misma pregunta de modo que los últimos en ser preguntados jugaban con ventaja. Tenían más tiempo para reponerse del susto de ver aparecer el dedo flamígero del Director (!!) investido de profesor de Latín, y así poder oir las "sugerencias" de algún empollón cercano. Acto seguido pedía los diarios de los involucrados y repartía ceros a diestra y siniestra.
    Tampoco he visto ninguna referencia al Sr. Lamela, profesor de matemáticas que tenía un biscuter y que era objeto de bromas como el de subirle cargando entre varios el biscuter al campo de fútbol mientras estaba en clase o el de levantar a pulso las ruedas motrices cuando quería arrancar. Él, santo varón, les pedía desistir con una sonrisa en los labios y un ¡Vamos, chicos!. Todo ello servía de amable contrapunto al crugir de dientes que imponía D. Antonio.
    Tengo otros recuerdos, como el del Padre Tena (él era de los de sombrero de teja) o el de los recursos “espirituales” que empleaba el Padre Granda en el Círculo Castiglione, que dejo para otro momento. ¡Saludos a todos!

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  8. Muchísimas gracias al autor o autores. Cursé en el Ramiro desde 1º de bachillerato hasta Preu, desde 1959/60 hasta 1966, creo que un par de cursos por detrás de los relatados,casi siempre en el D. Pero, por supuesto, compartí la mayoría de los profesores, juegos, excursiones y experiencias aquí mencionados, No recordaba el nombre de algunos profesores otros no los he olvidado durante toda mi vida. En 5º me decidí por Ciencias, entre otras razones, por evitar al implacable Don Antonio Magariños que me enseñó Latín en 3º y 4º. Pienso que en general se impartía una magnífica enseñanza y afirmo que lo que aprendí en el Ramiro lo aprendí para siempre.
    Ángel López Esteve

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  10. Yo también estudié en el Ramiro. Empecé con 6 años en 1970. Conocí al tal "Don mendo" muy mayor. Al padre "cuervo" también muy mayor. Y tuve de profesor ya en 1978 al estupendo Santiago Corral y también a su mujer que no me acuerdo... ya muy mayores. Un saludo a todos los ESTUDIANTES.

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  12. Como habrás leído, en la obra de francés La legende de Saint Nicolas, el boucher era tu padre. De hecho, esa foto que figura en el texto me la proporcionó tu padre. Un fuerte abrazo.
    Vicente Ramos

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  13. Me llamo Adolfo Bernalte, e ingresé en el Ramiro en el 73 donde cursé toda la EGB y posteriormente parte del Bachillerato. Ha sido una agradable sorpresa encontrar el blog y rememorar aquellos años maravillosos tan distintos de los de ahora. Tuve muchos profesores de los mentados, como D. Luis Muñoz Cobos que nos daba geografía en Sexto, y que por entonces era o había sido director del colegio, también a D. Santiago Corral y su esposa Dña. Amelia que nos daba lengua española. El sr. Cea, D. Francisco Mendo, El padre Mindán, todos ellos muy mayores a mi recuerdo. Una profesora muy anciana de inglés Dña. Generosa que atormentábamos de forma infantil. otra profesora también mayor de Inglés dña Teresa, que regentaba la biblioteca....Una profesora muy gruñona y que fue la mejor tutora que tuvimos Dña. Asunción de las Heras. También Don Juan y su esposa Dña Blanca, que nos dieron Matemáticas en séptimo y tantos y tantos que ahora no recuerdo... Gracias por haber compartido las fotografías y experiencias. Un abrazo

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  14. Menudo descubrimiento de página web!! Me llamo David Poderoso, y mi padre Basilio Poderoso Ansoleaga acudió al Colegio e Instituto en la década de los años 50. No os podeis imaginar lo contento que se va a poner cuando le enseñe todo lo que habéis acumulado de información de esos años. Gracias por el trabajo y el esfuerzo, un saludo

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  15. Qué magnífico relato tan claro y real! me gusta no sólo por los detalles sino por la perfecta situación en contexto. No es fácil explicar a los que no vivieron aquellos años lo poco que nos afectaban muchos de los dogmas y adoctrinamientos a los que estábamos sometidos.
    Yo estudié en el Ramiro muy pocos años después de este relato, nací en el 53 y estudié Ingreso en la Prepa, mi promoción fue la última del Preu.
    Me da mucha envidia la memoria del autor, ojalá yo pudiera recordar solamente la mitad de lo que aquí se ha escrito. Mis recuerdos son muy selectivos y he prácticamente olvidado todo lo que pasé en el Ramiro, sin embargo tengo que decir que me marcó para siempre, tanto que lo incluyo en mi biografía.
    He leído el texto del tirón y a medida que lo hacía, he revivido muchas anécdotas que tenía enterradas en mi subconsciente, gracias por la narración y sobre todo gracias al Ramiro por enseñarnos a elegir bien y por encima de sus errores.

    ¿ y qué me decís de los churreros que vendían porras en el recreo desde una Harley Davidson con sidecar? Qué tiempos..
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  16. Antonio de las Casas Gómez (Prom 61)3 de septiembre de 2014, 3:30

    La historia que cuentas del Sr Vigueras, que era mutilado de la División Azul, no es cierta. Muchos años después de salir del Ramiro, tal vez 40 años, alguien conoció a su hijo y a través suyo le invitamos a comer. Fue muy enternecedor, y diría que triste, saber que no tenía ni idea de que le apreciásemos tanto. Nosotros siempre discutimos si los mejores profesores que tuvimos fueron él o Royo. Yo le pregunté si era cierta la historia que contábamos sobre su mano y nos dijo que no, que fue un accidente de caza con su padre. Como veis una versión mucho más prosaica que la que alguien se había inventado y todos repetíamos.

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  17. Estas memorias tienen una edición en papel mejorada, que se entregó a los componentes de la promoción 64 en su cincuentenario. Es cierto Vigueras o Viguera tenía una mano de palo por un accidente de caza. Lo que pasa es que por su aspecto de la época, se le podía aplicar perfectamente lo de la División Azul, Algunos recuerdos son indelebles. Cuando paseo por el Instituto me parece que voy a ver al Cuervo o a D. Antonio.

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  18. Mi nombre es Emilio Cisneros. Hice en el Ramiro desde tercero en 1957 hasta Preu en 1962.

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  19. A propósito de Julia López Gómez
    http://13escultor.blogspot.com.es/2014/10/a-proposito-de-julia-lopez-gomez-por.html

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  20. Mi nombre es Leopoldo del Prado Medina. Fui alumno del Ramiro de los años 64 al 75. Guardo un recuerdo imborrable de algunos profesores. En primaria tuve a la señorita Anita, don Saturnino y al señor Mendo. La primera era una maestra muy dedicada y amable que nos cuidaba mucho. Si alguien tiene una foto de ella o sabe su apellido, y es tan amable, que me lo haga saber (leodelprado@gmail.com).
    Muchas gracias por todo el trabajo. Ha sido un verdadero placer leeros

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